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"PEQUEÑA CONTRIBUCIÓN AL PROBLEMA DEL REALISMO", TEXTO DEL BERTOLT BRECHT, EN EL 68 ANIVERSARIO DE SU MUERTE

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Bertolt Brecht, Hanns Eisler y Slatan Dudow discutiendo sobre su film Kuhle Wampe en 1932

PEQUEÑA CONTRIBUCIÓN AL PROBLEMA DEL REALISMO

Son muy raras las oportunidades que le permiten a uno probar la efectividad real de los métodos artísticos empleados. En la mayoría de los casos la gente responde en sentido aprobatorio: "Así, tal como tú lo describes, son las cosas entre nosotros"; o afirman que uno ha dado un "impulso" en una u otra dirección. A continuación el resultado de un pequeño test afortunado.

Conjuntamente con Slatan Dudow y Hanns Eisler había realizado la película Kuhle Wampe (1) que describe la situación desesperada de los desempleados en Berlín. Era un montaje de pequeñas piezas más o menos independientes entre sí. La primera mostraba el suicidio de un joven desempleado. La censura nos puso grandes dificultades y fuimos invitados a una sesión con el censor y los abogados de la firma productora.

El censor demostró ser un hombre inteligente. Nos dijo: "nadie les discute el derecho de mostrar un suicidio. Estos ocurren. Igualmente pueden mostrar el suicidio de un desempleado. Esto ocurre también. No veo motivo para ocultar eso, caballeros. Sin embargo, me opongo al modo en que ustedes han mostrado el suicidio de su desempleado. Está en contradicción con los intereses públicos que yo debo defender. Siento mucho tener que hacerles en ese sentido un reproche artístico".

Nosotros (ofendidos): ¿¿Cómo??

y continuó: "Sí, se asombrarán que yo les reproche su falta de humanismo; pero ustedes no muestran a ningún hombre sino, digamos, a un prototipo. Su desempleado no es ningún auténtico individuo, ningún hombre hecho de carne y hueso, diferenciado de los demás hombres por sus preocupaciones particulares, sus placeres particulares, y finalmente, su destino particular. Ha sido dibujado muy superficialmente, y en cuanto artistas deben perdonarme que yo les señale que se llega a saber demasiado poco acerca de él. Dado que las consecuencias son de orden político, me veo forzado a oponerme a la admisión de su película. El film tiene la tendencia de caracterizar el suicidio como algo típico, no como algo propio a un individuo particular (con tendencias patológicas), sino como el destino de toda una clase. En la opinión de ustedes la sociedad lleva a los jóvenes al suicidio al negarles la posibilidad de trabajar. Y tampoco vacilan en insinuar lo que habría que aconsejar a los desempleados para que cambiaran las cosas. No caballeros, ustedes no obraron como artistas, no aquí por lo menos. El interés no consistió en configurar un destino individual y conmovedor; hecho que nadie podría negarles".

Nosotros nos sentimos incómodos. Tuvimos la desagradable impresión de haber sido desenmascarados. Eisler se limpió tristemente las gafas, Dudow se retorció como si tuviera dolores. Yo me levanté y a pesar de mi desdén por los discursos, pronuncié uno. Me atuve estrechamente a no decir la verdad. Enumeré los rasgos particulares con los que habíamos equipado a nuestro joven desempleado. Como ejemplo cité el hecho de que antes de saltar por la ventana, se quitó cuidadosamente el reloj. Sostuve que solamente ese rasgo puramente humano nos había inducido a esa escena. Que también mostrábamos a otros desempleados que no cometían suicidio, de hecho cuatro mil personas, puesto que habíamos filmado también una gran asociación de deportistas obreros. Me precaví contra el reproche horripilante de no haber procedido desde posiciones estrictamente artísticas e insinué la posibilidad de una campaña en la prensa. Ni siquiera me avergonzó sostener que mi honor de artista estaba en juego.

El censor no temía entrar en los detalles de la representación. Nuestros abogados vieron con asombro desarrollarse un auténtico debate sobre arte. El censor subrayó el carácter demostrativo que nosotros habíamos otorgado al acto del suicidio, para lo cual utilizó la expresión "algo tan mecánico". Dudow se levantó todo nervioso exigiendo un dictamen facultativo de médicos ya que éstos confirmarían que actos de esa naturaleza suscitaban muchas veces una impresión un tanto mecánica. El censor movió la cabeza. "Eso puede ser", dijo obstinadamente. "Sin embargo, deben admitir que ustedes procuran que su suicidio excluya cualquier impresión impulsiva. El espectador, al fin y al cabo, no está tentado de detenerlo; lo que sí debería ocurrir en una representación artística y humana. ¡Por Dios, el actor lo hace como si tuviera que demostrar cómo se pela un pepino!".

Nos fue muy difícil hacer aprobar nuestra película. Cuando salimos no disimulamos nuestra estimación por el sagaz censor. Había penetrado mucho más profundamente en la esencia de nuestras intenciones artísticas que nuestros críticos más benévolos. Nos había dado una lección sobre realismo, desde el punto de vista del policía.

(1) Kuhle Wampe fue el nombre de un campamento en las afueras de Berlín, construido entre las décadas 20 y 30 por familias que se vieron obligadas, por presión económica y jurídica, a abandonar sus viviendas en la ciudad. (N. d. T.).

Traducción de Elviera Bobach

VER LA PELICULA "KUHLE WAMPE" EN LA ESPINA ROJA: https://espina-roja.blogspot.com/2021/03/kuhle-wampe-pelicula-de-slatan-dudow.html


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