- ¿Qué pretende? ¿Qué cada alemán se pregunte si su padre era nazi?
– Si, que se sepa la verdad y se rompa el silencio.
– Si, que se sepa la verdad y se rompa el silencio.
La conspiración del silencio–cuyo estreno en España coincide con las fechas de la conmemoración del 70 aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz, 27 de enero de 1945 (1)- es la que se estableció en la posguerra, en las más altas instancias gubernamentales alemanas, para que se silenciaran los crímenes de guerra de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, y permanecieran enterrados para siempre jamás, costara lo que costara. “La conspiración del silencio es una inmersión en los archivos de ‘la banalización del mal’, que lleva a descubrir los horrores perpetrados en los campos de concentración y exterminio. Con los juicios de Auschwitz los alemanes se enteraron de que los nazis no habían desaparecido al finalizar la guerra (como era lógico suponer) sino que habían continuado llevando una vida normal, como si no hubiera pasado nada, como si no hubieran participado en una de las páginas más vergonzosas de la historia… El trabajo de recuperación de la memoria, Vergangenheitsbewältigung, se hizo lentamente en la República Federal. Costó mucho reconocer la naturaleza del régimen criminal nazi. Alemania no quería saber nada”.
En 1958, en la Alemania de la posguerra y cuando ya habían pasado doce años de los juicios de Nuremberg –donde se juzgó a 24 de los principales responsables del III Reich acusados de complot, crímenes de guerra y crímenes contra la Humanidad-, cuando la mayor parte de la población había decidido “no volver a hablar” del asunto, el joven fiscal Johann Radmann (Alexander Fehling, Malditos bastardos) –quien personifica en la ficción el trabajo que en la vida real realizaron tres jóvenes fiscales Joachim Kügler, Georg Friedrich Vogel y Gerhard Wiese- descubre algunos elementos esenciales para iniciar un proceso contra un antiguo SS, que había estado en Auschwitz. Igual que ocurrió aquí no hace mucho con las investigaciones del juez Baltasar Garzón, que le costaron al menos un parón en su carrera, el joven fiscal de Frankfurt de La conspiración del silencio tiene que enfrentarse a la hostilidad de una sociedad que quiere huir de su pasado, y olvidarlo.
Johann Radmann, se encuentra con un caso explosivo entre las manos cuando el periodista Thomas Gnielka (André Szymanski), le cuenta que uno de sus amigos ha identificado a un antiguo guardián de Auschwitz que ejerce de profesor en un instituto de Frankfurt. El fiscal y el periodista empiezan a recoger testimonios, buscan en los archivos, acumulan documentación, mientras mucha gente, en el cuerpo judicial y en las esferas políticas, se opone a sus investigaciones. Se suceden las amnistías para los criminales y las llamadas de atención para los investigadores. Solo el Fiscal General Fritz Bauer (2) le apoya para que continúe, nombrando a otro fiscal para que le ayude en la búsqueda de indicios y personas, aunque advirtiéndole de que se va a encontrar muchos casos de falta de pruebas y que solamente podrá intentar que se juzgue a los asesinos declarados, y a los que se les pueda probar la intención de matar. En la documentación del mando estadounidense, Radmann encuentra confirmación de que también su padre –al que siempre creyó un soldado desaparecido en la contienda- pertenecía al partido nazi. En ese momento su mundo se hunde, dimite del cargo e intenta trabajar como abogado en un bufete muy poco escrupuloso con el comportamiento de sus clientes. Finalmente regresa, es reconfirmado en su puesto y entra en la sala del juicio, junto a su compañero, dispuesto a rescatar una parte de la memoria de Alemania.
Basada en hechos reales y dedicada al Fiscal del Estado y a los tres auténticos fiscales de Frankfurt que llevaron a cabo la exhaustiva investigación que les permitió acusar de asesinato a 19 militares del campo de Auschwitz, de los que 17 fueron condenados como autores de crímenes de guerra, La conspiración del silencio es una historia de valor, responsabilidad y lucha por la justicia frente a la gran conspiración existente para ocultar el pasado nazi de muchas personalidades y altos cargos del gobierno alemán que, una vez terminada la guerra, guardaron la guerrera militar en el fondo del baúl y reemprendieron una vida “normal”.
Cuando suceden los hechos que nos cuenta esta película Alemania está inmersa ya en pleno “milagro económico” y la mayoría de los alemanes, que van salir beneficiados, solo quieren olvidar y borrar el sentimiento de culpabilidad que arrastran. Durante las investigaciones, los fiscales se dan cuenta de que muchos de sus conciudadanos pretenden no haber oído nunca hablar del campo de Auschwitz, mientras otros les declaran abiertamente que quieren olvidar lo que saben.
Solo el apoyo incondicional del Fiscal del Estado, el judío Fritz Bauer (Gert Voss, superviviente del holocausto), conseguirá que culminen las investigaciones y, aunque se les “escapan” dos de los mayores asesinos de la historia –Adolf Eichman, teniente coronel de las SS y miembro del partido nazi, encargado de la “cuestión judía” por Hitler, secuestrado en Buenos Aires en 1960 por el Mossad israelí, juzgado, condenado y ejecutado en Jerusalén el 31 de mayo de 1962; y Josef Mengele, médico y oficial de las SS conocido en el campo de Auschwitz como “el ángel de la muerte” y uno de los autores de la “solución final”, quien después de la guerra huyó a Argentina y Paraguay, donde vivió y murió tranquilamente, con nombre falso y sin que nunca le juzgaran, en 1979-, consiguen lo que nadie había intentado hasta entonces: que, a diferencia de los juicios de Nuremberg que llevaron a cabo los “aliados” vencedores de la guerra, en este caso fuera la propia Alemania quien persiguiera a sus criminales sentando en el banquillo de Frankfurt a 19 SS, acusados de crímenes de guerra, y condenando a 17 de ellos.
La conspiración del silencio es el primer largometraje del guionista, actor y realizador italo-alemán Giulio Ricciarelli (“Me pareció una historia increíble. Me costó bastante creer que los alemanes de finales de los años 50 nunca hubieran oído hablar de Auschwitz”), con un resultado verdaderamente excepcional.
Ilsa Lund (Fuente: Crónica popular)
Notas:
(1)- Fue el Ejército Rojo quien liberó a los prisioneros del campo de la muerte de Auschwitz-Birkenau, construido en 1940 en Polonia, donde asesinaron a millón y medio de personas, mayoritariamente judíos pero también comunistas, homosexuales, gitanos y otros prisioneros de guerra capturados por el ejército nazi, y donde “el ángel de la muerte”, el médico Josef Mengele, llevó a cabo sus “experimentos” con hermanos gemelos y otras “curiosidades” de la naturaleza humana. En 1979, Auschwitz entró a formar parte del Patrimonio Mundial de la Humanidad, que controla la Unesco, para que nunca se olvide lo que ocurrió allí dentro. “Cuando, el 27 de enero de 1945, los soviéticos entraron en Auschwitz no tenían el menor conocimiento de la existencia del sistema concentracionario que existía allí dentro”, ha dicho en las antenas de Radio France Internationale, Annette Wieviorka, directora emérita del Centre National de la Recherche Scientique (CNRS) de París, especialista de la memoria de la Shoah.
En muchas ocasiones, la exministra francesa Simone Weil, autora de la despenalización del aborto en Francia y fallecida en 2009, ha contado su experiencia: detenida a la edad de 17 años, en marzo de 1944, fue deportada con su madre y sus hermanos al complejo de Auschwitz, donde trabajó como cocinera y en la fábrica Siemens.
Toda la obra del escritor y exministro español Jorge Semprún, fallecido en 2011, está profundamente marcada por su paso por el campo de concentración de Buchenwald, al que llegó, tras ser torturado, como detenido por pertenecer a la resistencia francesa: de hecho, varios de sus libros recogen su paso por la administración del campo (El largo viaje, La escritura o la vida, Aquel domingo, Viviré con su nombre, morirá con el mío).
(2)- Fritz Bauer fue el iniciador de los Juicios de Auschwitz que, entre 1963 y 1965, se celebraron en Frankfurt y en los que comparecieron 19 guardias del campo de la muerte. Estuvo implicado en la detención, por el Mossad, de Adolf Eichman en Buenos Aires; también defendió a los resistentes del 20 de julio de 1944, acusados de complot para matar a Hitler, en un proceso en 1952 en el que demostró la legitimidad de la resistencia contra un Estado de no-derecho.
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