El tren cinematográfico fue idea del cineasta soviético Medvedkin para grabar, montar y mostrar películas por todo el territorio sin necesidad de tener un laboratorio fijo. ¿Que cómo lo hizo? Pues él mismo lo explica:
«Cogimos tres vagones de pasajeros, vaciamos todo su interior, liberamos todo el espacio posible e instalamos los aparatos más importantes. Lo primero, lo más importante, el laboratorio, una mitad del vagón. La otra mirad se transformó en la sala de montaje. Al lado había un banco de animación para filmar los títulos y hacer los dibujos animados».
Medvedkin, que creía en el cine como herramienta de educación del pueblo y en usarla en favor de la Revolución, se dedicó a grabar la situación de las fábricas de todo el país. Su objetivo fundamental era aumentar la productividad, así que las películas se centraban en los errores de cada grupo de trabajo, a los que luego comparaba con otras fábricas similares que tenían una productividad más alta. Después se las mostraba a esos mismos trabajadores, para que vieran sus fallos y aprendieran de un buen ejemplo.
Era un tipo de cine documental que iba directo a la resolución de problemas, y que aprovechaba la impresión que causaba en los trabajadores al verse reflejados en la película, caracterizados como los héroes/villanos de la Unión Soviética.
El también director Chris Marker realizó un cortometraje sobre Medvedkin y su tren cinematográfico al que tituló El tren en marcha (1973). En él Marker intercala material de archivo, fotografías y una entrevista con el director ruso para dar a conocer esta genialidad.
Fuente: Trainvelling
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