Sin pan y sin trabajo es el primer cuadro de tema obrero con
intención de crítica social en el arte argentino. Desde el momento de su
exhibición ha sido una pieza emblemática del arte nacional: comentado,
reproducido, citado y reapropiado por sucesivas generaciones de
artistas, historiadores y críticos hasta la actualidad. Fue pintado por
Ernesto de la Cárcova en Buenos Aires al regreso de su viaje de estudios
en Turín y Roma, donde había comenzado su ejecución antes de partir.
Allí dejó al menos un boceto en obsequio a Pío Collivadino, el artista
argentino que a su llegada ocupó el taller que De la Cárcova dejaba en
la Via del Corso 12.
Había comenzado su formación europea en la Real Academia de Turín, donde fue admitido con una obra (Crisantemos)
en la exposición de 1890. Luego había pasado a Roma, donde continuó su
formación en los talleres de Antonio Mancini y Giacomo Grosso. Una obra
suya (Cabeza de viejo) fue premiada con medalla de plata y
adquirida en 1892 para la Galería Real de Turín; también obtuvo una
medalla de oro en Milán en 1893 (1). Estos antecedentes hicieron que a
su regreso, a los 28 años, fuera miembro del jurado del Ateneo, de modo
que Sin pan y sin trabajo, celebrado como el gran acontecimiento artístico del Salón, quedó fuera de concurso.
El
cuadro responde a un estilo naturalista y a una temática que tuvieron
una importante presencia en los salones europeos de los años finales del
siglo XIX: grandes pinturas resueltas en tonos sombríos que desplegaban
escenas dramáticas de miseria y de los contemporáneos conflictos
sociales urbanos. El espíritu crítico que sin duda alimentó aquellas
composiciones naturalistas finiseculares se diluyó en los cuadros de
salón, en el interés por figurar en grandes competencias con posiciones
enfrentadas al arte académico más conservador. Sin embargo, Sin pan y sin trabajo
no fue pintado para competir en un salón europeo: fue la obra con la
que De la Cárcova se presentó al regreso en el segundo Salón del Ateneo
en Buenos Aires, tras haberse afiliado al recién creado Centro Obrero
Socialista (antecedente inmediato del Partido Socialista, fundado dos
años después) (2). No había en Buenos Aires una tradición académica sino
que el grupo de artistas del Ateneo procuraba dar sus primeros pasos.
Por otra parte, a partir de la crisis de 1890, la inmensa afluencia de
inmigrantes europeos que llegaban de Europa en busca de trabajo en
Buenos Aires comenzaba a percibirse en forma conflictiva.
Hay algunos elementos de la composición y el tratamiento del tema que alejan a Sin pan y sin trabajo
de las recetas naturalistas en favor de una mayor expresividad crítica,
transformándolo en un cuadro de ideas: la posición inestable y el
alargamiento de la espalda del obrero, la inclinación de la silla en que
se apoya y de la mesa (que no responden a un esquema riguroso de
perspectiva) generan tensión hacia el gesto de la mano que aparta la
cortina y centra la atención sobre la escena que se desarrolla en la veduta
del fondo. Allí puede verse un conflicto entre obreros y guardias a
caballo, frente a una fábrica cerrada e inactiva. El plano inclinado de
la mesa vacía, plenamente iluminado, presenta también un foco de interés
en el que se destacan las herramientas, inútiles. La figura de la mujer
con el niño en brazos, a la derecha de la composición, con un regazo
extraordinariamente amplio y una expresión vacía en el rostro, funciona
como contrafigura de la tensión dramática del obrero.
Los diarios
de Buenos Aires destacaron el cuadro de De la Cárcova como la gran
revelación del Salón de 1894. Se destaca entre ellos la extensa e
intencionada nota de Roberto J. Payró (quien también se había afiliado
ese año al Centro Obrero Socialista) en La Nación, donde el
cuadro fue reproducido por Martín Malharro. Payró comentaba en forma
dramática la escena para los lectores: “¡No quiero, no quiero que me
quitéis el pan de mi esposa, el pan de mi hijo! ¡No hay derecho,
asesinos, para hacer morir á esta inocente criatura, para hacer sufrir á
esta pobre mujer! […] Pero él no sabe todavía. Se enfurece ante el
efecto y no se da cuenta de la causa. Mañana, cuando la conozca, se hará
un anarquista, y se vengará de sus furores injustos contra los
compañeros de sufrimiento, con otros furores, mortíferos, que lo
llevarán quién sabe á qué extremidades nefastas”.
Sin pan y sin trabajo
formó parte del envío organizado por Eduardo Schiaffino para la
Exposición Universal de Saint Louis en 1904, donde recibió también una
amplia cobertura en los periódicos, fue reproducido en varias
publicaciones y obtuvo un Gran Premio (la máxima distinción) en esa
competencia.
No siguió De la Cárcova en la línea que abría con
esta obra (aunque sobre el final de su vida realizó algunos bocetos para
una escena de puerto) sino que cambió pronto de rumbo: aclaró su paleta
y realizó algunos desnudos simbolistas, retratos y varias notables
naturalezas muertas. Tuvo también una importante producción como
medallista, pero sobre todo dedicó buena parte de sus esfuerzos a la
docencia y la gestión pública en diversos ámbitos (fue concejal, miembro
de la Academia y de la Comisión Nacional de Bellas Artes, Patrono de
Becarios en Europa, etc.). Fundó, en 1923, la Escuela Superior de Bellas
Artes que luego de su muerte llevó su nombre.
1— Estos datos surgen del informe realizado por la viuda del artista para su legajo en la Academia Nacional de Bellas Artes (Expediente letra D nº 37, año 1939), aunque no ha sido posible hallar la obra en la Galleria d’Arte Moderna de Turín.
2— Jacinto Oddone, Historia del socialismo argentino. Buenos Aires, Talleres Gráficos La Vanguardia, 1934, t. 1, p. 199-201.