Una producción italiana setentera cuya recuperación me parece francamente interesante, dado el tiempo transcurrido desde su estreno, poco más de cuarenta años.
Titulada en el original RAPPRESAGLIA, trata sobre uno de los episodios, el de las Fosas Ardeatinas, y de los crímenes más infames cometidos por las tropas nazis durante su ocupación en tierras transalpinas durante la Segunda Guerra Mundial. Como fue la matanza, la ejecución de 330 civiles italianos, como salvaje respuesta a un atentado de los partisanos que habían acabado con la vida de 33 alemanes pertenecientes a una compañía de las SS.
Rodada en los propios escenarios donde tuvieron lugar los hechos, es una película correcta, solvente, de buena factura, que se limita a narrar los terribles acontecimientos de manera escrupulosa y alejada de cualquier tentación pretenciosa.
Es un buen, un aséptico trabajo del cineasta greco-italiano, florentino para más señas, George Pan Cosmatos, caracterizado siempre por hacer un cine comercial de respetable envoltorio. Entre otros llevan su firma títulos tan entretenidos como EL PUENTE DE CASSANDRA, RAMBO y TOMBSTONE, LA LEYENDA DE WYATT EARP, tal vez éste último el que constituiría su mejor trabajo.
Otro de sus puntos fuertes estriba en el duelo interpretativo entre Richard Burton, como el coronel Herbert Kappler, un oficial nazi que se debatirá entre su deber como militar y entre el de su amor por Italia, y un Marcello Mastroianni especialmente intenso en su papel de sacerdote.
La banda sonora de Ennio Morricone, siempre como mínimo reconfortante, pone diapasón a este atractivo y trágico melodrama bélico.
En España tardó unos cuantos años en ser estrenado al denunciar las conexiones existentes entre el Eje y el Vaticano y que aquí tienen reflejo.
No esperen una película de acción, sino más bien de duelo psicológico con una secuencia final de lo más explícita.
José Luis Vázquez
Fuente; Ciudad Real Digital