Rink (artista de la Alemania Oriental) hacía un Realismo Socialista, mezclado con cierto surrealismo, un poco de abstracción y demás cosas aquí y allá. Por supuesto, en su arte hacía comentarios sobre cuestiones de violencia y libertad.
Mientras que en Alemania Occidental la pintura figurativa se consideraba obsoleta y artistas Beuys o Richter hacían cosas más «complejas», Rink optó por abordar sus temáticas en el lienzo, como toda la vida.
En este cuadro quiso hablar de la situación en un país con uno de los dictadores más odiosos y crueles de la época: el general Augusto Pinochet, que tomó el poder en 1973 en Chile (USA ayudó, como es bien sabido) y reprimió a su pueblo con mano de hierro. Muchos simplemente desparecieron.
Por supuesto, no hay referencias directas a Chile en esta obra de Rink, por lo que es una imagen extrapolable a cualquier otra anomalía política del mundo, en cualquier época, lo cual se agradece en una obra de arte. Curiosamente, lo explícito suele mostrar menos que lo sugerido, lo ambiguo suele tener más riqueza de matices que lo evidente.
A manguerazo limpio, porra y fusil en mano, la policía sin rostro dispersa a los ciudadanos. A la izquierda, están torturando a alguien boca abajo, recordando a Jesucristo. Rink se toma la licencia de incluir algunos símbolos cristianos.
Con este cuadro, Arno Rink quiso criticar la dictadura militar de Chile a finales de los 70. Pero de paso, critica todas las dictaduras, toda la represión política y policial, todo el Terror que provoca un estado totalitario.
Tras la caída del Muro, el pintor tuvo que soportar la falsa acusación de que era un simple propagandista de la RDA. Eso le dolió mucho. Pero continuó pintando obstinadamente y hoy es considerado el padre de la llamada Nueva Escuela de Leipzig.
Fulwood Lampkin
Fuente: HA!