Dirección: Theo Angelopoulos
Reparto: Eva Kotamanidou, Georges Danis, Ilia Stamatiou, Mary Chronopoulou, Stratos Pachis, Vanghelis Kazan
Título en V.O: I kinigui
Año: 1977
Reparto: Eva Kotamanidou, Georges Danis, Ilia Stamatiou, Mary Chronopoulou, Stratos Pachis, Vanghelis Kazan
Título en V.O: I kinigui
Año: 1977
Duración: 168
Guión: Theo Angelopoulos
Fotografía: Georges Arvanitis
Música: Loukianos Kilaidonis
Sinopsis: Los fantasmas de la reciente historia de Grecia en una evocación que llega a adquirir las características de una pesadilla. Su pretexto es el hallazgo del cadáver de un partisano de la guerra civil de aquel país (1947-49) por parte de un grupo de cazadores. A partir de este momento, cada personaje sacará a relucir sus propios recuerdos, que se enlazarán de manera armónica y significativa en un conjunto impecable.
Sinopsis: Los fantasmas de la reciente historia de Grecia en una evocación que llega a adquirir las características de una pesadilla. Su pretexto es el hallazgo del cadáver de un partisano de la guerra civil de aquel país (1947-49) por parte de un grupo de cazadores. A partir de este momento, cada personaje sacará a relucir sus propios recuerdos, que se enlazarán de manera armónica y significativa en un conjunto impecable.
Última
parte de la trilogía en la que el director griego -y figura referente
del cine de autor europeo- Theo Angelopoulus quiso plasmar la historia
contemporánea de su país, concretamente sobre el periodo que terminó con
la dictadura militar. Todo empezó en 1972 con "Días del 36" y continuó
cinco años más tarde con "El viaje de los comediantes". Con "Los
cazadores", el realizador, fiel a su estilo marcado por su estructura
narrativa ambigua y lenta y sus largas tomas, filma esta extraordinaria y
poética alegoría que esconde una reflexión crítica de la Grecia de su
momento.
1976. Un grupo de cazadores burgueses encuentran entre la blancura de la
nieve un cadáver completamente intacto y congelado, los indicios
parecen indicar que la víctima es un militante de izquierda asesinado
casi 30 años antes, durante la Guerra Civil del país helénico. Este
evento hace suceder una serie de rememoraciones respecto al conflicto, y
la gran división que hubo entre los ganadores y los perdedores.
Película personalísima del realizador Theo Angelopoulos, quien falleciera en 2012 de una forma lamentable y trágica. Su niñez la vivió durante el contexto histórico previamente mencionado, el cual como suele suceder, le ha dejado marcado. En este film se explaya, muestra una excusa -la aparición de este cuerpo-, para que mediante sus personajes exploren dicho momento.
Ahí es donde el director, escritor del guion junto a Stratis Karras, habitual colaborador en este apartado en sus primeros filmes, logra establecer de buena forma esa división entre la derecha y los comunistas, la cual aumentó aún más tras el conflicto y tras haber, un evidente bando ganador y otra población que tuvo que verse exiliada, o bien tener graves problemas para desarrollarse.
Angelopoulos muestra esto fiel a su estilo, marcado y terco, tomas largas, secuencias trabajadas con la cámara moviéndose alrededor de los personajes, con saltos temporales en estos recuerdos que van teniendo, esto y otras cosas dentro del lenguaje cinematográfico que maneja el director griego, hace pensar que lo que vemos es un sueño (o una pesadilla), las incoherencias propias de lo que sucede en dicho estado, cuestión que se refuerza con ese final que lleva al espectador donde todo empezó.
Donde al final lo que también sucede es que se oculta el hecho, no solo lo que vimos dentro del metraje sino todo lo que sucedió durante la Guerra. Y es que durante el transcurso del metraje la sensación de miedo está latente en todo momento, es extraño y enrarecido lo que se muestra en pantalla, hay una constante intranquilidad.
Oi Kynigoi termina siendo una obra de difícil visualización, que requiere del espectador la máxima atención, un film complejo que requiere paciencia pero que recompensa con momentos hermosos, un tanto poéticos como aquellos con cantos entre uno y otro bando, y con la aparición de esos pequeños barcos navegando sobre el río, una fineza.
Película personalísima del realizador Theo Angelopoulos, quien falleciera en 2012 de una forma lamentable y trágica. Su niñez la vivió durante el contexto histórico previamente mencionado, el cual como suele suceder, le ha dejado marcado. En este film se explaya, muestra una excusa -la aparición de este cuerpo-, para que mediante sus personajes exploren dicho momento.
Ahí es donde el director, escritor del guion junto a Stratis Karras, habitual colaborador en este apartado en sus primeros filmes, logra establecer de buena forma esa división entre la derecha y los comunistas, la cual aumentó aún más tras el conflicto y tras haber, un evidente bando ganador y otra población que tuvo que verse exiliada, o bien tener graves problemas para desarrollarse.
Angelopoulos muestra esto fiel a su estilo, marcado y terco, tomas largas, secuencias trabajadas con la cámara moviéndose alrededor de los personajes, con saltos temporales en estos recuerdos que van teniendo, esto y otras cosas dentro del lenguaje cinematográfico que maneja el director griego, hace pensar que lo que vemos es un sueño (o una pesadilla), las incoherencias propias de lo que sucede en dicho estado, cuestión que se refuerza con ese final que lleva al espectador donde todo empezó.
Donde al final lo que también sucede es que se oculta el hecho, no solo lo que vimos dentro del metraje sino todo lo que sucedió durante la Guerra. Y es que durante el transcurso del metraje la sensación de miedo está latente en todo momento, es extraño y enrarecido lo que se muestra en pantalla, hay una constante intranquilidad.
Oi Kynigoi termina siendo una obra de difícil visualización, que requiere del espectador la máxima atención, un film complejo que requiere paciencia pero que recompensa con momentos hermosos, un tanto poéticos como aquellos con cantos entre uno y otro bando, y con la aparición de esos pequeños barcos navegando sobre el río, una fineza.
Fuente: Filmaffinity
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