Tina Modotti, por la belleza y la justicia
Fundación MAPFRE repasa en Barcelona su trayectoria
No llegó a cumplir los cincuenta, pero en su breve trayectoria como fotógrafa Tina Modotti supo conjugar sus inquietudes artísticas y las sociales, su compromiso con el socialismo y las novedades vanguardistas. Si en la pasada edición de PHotoESPAÑA repasó su obra en Madrid el Museo Cerralbo, esta vez hace lo propio en Barcelona, también dentro de la programación de esta cita, el espacio KBr Fundación MAPFRE, en una exhibición que además hace hincapié en su relación con nuestro país.
Nacida en la ciudad italiana de Udine en 1896, emigró a Estados Unidos siendo adolescente y allí, algunos años después, en 1921, conocería a Edward Weston; serían pareja, se influirían mutuamente y juntos pusieron rumbo a México en 1923. Relacionándose con sus intelectuales y con el Partido Comunista, en aquel momento catalizador de las reivindicaciones por los más desfavorecidos, ambos, pero especialmente Modotti, iniciaron allí una involucración política intensa que les llevaría a tomar contacto, asimismo, con la organización Ayuda Internacional de los Trabajadores -autónoma pero ligada al partido, que extendió sus actividades por varios países latinoamericanos- y a la artista, además, a ser detenida y expulsada de México, acusada de tomar parte en un atentado contra el presidente Pascual Ortiz Rubio.
En adelante residiría en varias ciudades europeas, como Moscú, Berlín o París, recalando también en España desde 1934 y durante la Guerra Civil: asumió el control de la organización Socorro Rojo español, que facilitaba la salida del país a los llamados niños de la guerra; atendió a enfermos en hospitales y participó, asimismo, en actividades de cariz político o propagandístico. Al final de la contienda cruzó los Pirineos junto a los españoles exiliados, y después el océano: fallecería en Ciudad de México al comenzar el año 1942.
Su periplo vital la convirtió, como vemos, en testigo de sucesos fundamentales de los veinte y los treinta y en una autora muy cosmopolita, aunque su producción no comenzaría a ser reconocida internacionalmente hasta los setenta y es mucho lo que de ella nos queda por saber. Dado que algunos de los países donde residió tuvo que abandonarlos abruptamente, varias de sus imágenes no han podido fecharse, y por tanto contextualizarse, por más que podamos deducir que la mayor parte de sus trabajos los realizaría entre 1923 y 1930, los años correspondientes a su periodo mexicano y su aprendizaje con Weston. Atendió en ellos a la precariedad vital y laboral de los trabajadores, a la miseria en las ciudades mexicanas y a los deseos de emancipación de una sociedad necesitada, buscando tanto denunciar injusticias como incidir en la dignidad de sus modelos.
La exhibición que la Fundación MAPFRE lleva ahora a KBr, comisariada por Isabel Tejeda, es la más extensa que se ha brindado a Modotti hasta la fecha: cuenta con 240 fotografías, la mayor parte copias de época, abundante material documental, algunos trabajos de autores coetáneos, Weston incluido, y con la primera de las películas que protagonizó la fotógrafa en Estados Unidos, pues subraya igualmente la muestra su relación con el cine y las artes escénicas. Desde que llegó a América participó en varias obras teatrales y, al principio de los veinte, en al menos tres películas: Tiger’s Coat (1920) de Roy Clements, Riding with Death (1921) de Jacques Jaccard y I Can Explain (1922) de George D. Baker.
Se articula el recorrido en cuatro secciones cronológicas, revisando la primera sus primeros años de Udine a Los Ángeles. Nacida en una familia de la baja burguesía, en su infancia residió en Austria, donde su padre se empleó como mecánico; la familia regresaría después a Udine y desde Italia emprendería el sueño americano. En California se estableció Modotti hasta sus 23, integrada en una comunidad italiana de San Francisco; allí, además de actriz -etiquetada en principio conforme a tópicos latinos-, trabajó en la sastrería.
Como decíamos, se trasladó con Weston, y uno de sus hijos, a México en 1923, y allí permaneció hasta 1930, siendo esta su etapa más fructífera como fotógrafa. Evolucionó desde un formalismo heredado de aquel, y quizá de influjo cubista, hasta composiciones indisociables de la expresión de emociones y de la realidad social del pueblo mexicano: los caminos dispares de la estética de ambos podemos atisbarlos ya en las imágenes que tomaron de un circo ambulante en 1924; él se fijó en las perspectivas casi abstractas que podían obtenerse de las costuras de la carpa y ella en la atmósfera creada por los campesinos que asistieron al espectáculo.
Un lustro después recorrieron el país con el encargo de ilustrar el libro Idols Behind Altars, de Anita Brenner, centrándose en manifestaciones de arte prehispánico y colonial y de la cultura popular indígena, pero su compromiso político radical llegaría cuando conocieron a Diego Rivera y José Clemente Orozco: Modotti sería casi la fotógrafa oficial de los procesos de gestación de sus murales.
En 1926 ambos volvieron temporalmente a California, donde ella se hizo con una cámara Graflex, mucho más ligera de la que usaba, y al año siguiente se afilió al Partido Comunista, ya convencida del poder de la imagen como herramienta para la transformación social. Quiso brindar su fotografía al pueblo, pero sin disociarla de sus principios estéticos, y encontró el modo de conjugar ambos caminos en imágenes de corte simbólico: ideogramas y naturalezas muertas cuyos motivos (hoz y martillo, sombreros, mazorcas…) apelaban a significados muy fáciles de entender, por todos.
Sus instantáneas se publicaban, sobre todo, en revistas de temática política y marxista (El Machete, CROM, New Masses) hasta que la Biblioteca Nacional mexicana le dedicó su primera exposición, en 1929. El público asociaba ya su obra a la representación visual de la revolución popular y el campesino incorruptible.
Tina Modotti
Avenida Litoral, 30. Barcelona
Del 8 de junio al 3 de septiembre de 2023
Fuente: masdearte