La vida Allende la muerte (1973)
El pasado 23 de noviembre de 2012 se cumplió un año de la muerte del pintor chileno Roberto Matta. En su recuerdo recogemos un artículo dedicado a su figura por el poeta comunista Rafael Alberti y publicado en El País el 3 de diciembre de 1990.
"MATTA", DE RAFAEL ALBERTI
Yo conocí a Roberto Matta antes de ser pintor, cuando realmente no era para nosotros sino un arquitecto nuevo y simpático, que iba a casa de Bebé y Carlos Morla, y donde lo encontrábamos con frecuencia los años anteriores a la guerra civil. Morla, que era entonces agregado cultural de la Embajada de Chile, pero con una categoría casi de embajador, era un hombre muy elegante, y muy cariñoso, que había convertido su casa en un verdadero centro cultural, un refugio para nosotros, los jóvenes poetas y pintores que pasábamos allí tardes enteras. Federico García Lorca, Manuel Ángeles Ortiz, Maruja Mallo y yo éramos los más asiduos, y a Matta -según le divierte decir ahora- no le creíamos en nuestra cuerda.Su condición fantástica de pintor no se le descubrió hasta algo más tarde, cuando fue recibido en París por Breton y el grupo de los surrealistas, por Duchamp, Dalí, Magritte, Penrose, Tanguy y Miró, y participó con ellos en 1938 en la Exposición Internacional del Surrealismo. En esa exposición, y en la primera individual que hizo en Nueva York, en 1942, a la que tituló La tierra es un hombre, se destapó el hombre sorprendente y vital que es ahora.
Porque Matta es, sobre todo, la sorpresa. La sorpresa en la pintura y la sorpresa en todo cuanto hace, en las conversaciones, en las opiniones, en la manera de desarrollar las opiniones. Surge, de pronto, como un meteoro, y luego casi no se atina a hablar con él. Uno dice una palabra, y Matta rápidamente la convierte en cien cosas diferentes, cambia unas por otras, crea y recrea cualquier momento, dejando, después de estar una tarde con él, en el aire de uno, la velocidad imparable de sus improvisaciones. Es un pintor con verdadero talento literario, que busca siempre el modo de darle un giro inesperado a las cosas, y capaz de conjugar airosamente, en una de sus últimas exposiciones, el verbo América. "El verbo América es conjugar participios pasados con presentes condicionales, es reorganizar todos los pretéritos de las cuentas y cuentos del in dio del Mediterráneo con los indígenas de América y del Pacífico; es poner bien los dedos en lo que los une, en vez de despreciarse con megatónicas megalomanías. El verbo América es estrujar la cultura tradicional del Mediterráneo con un probable arte nacional de América. Todo esto es todavía una arriesgada convicción, / un proceso de construcción, / una concentra da ficción, un aparato de recuerdos, / un tormento mítico, / un matrimonio cósmico,/ un mundo tan reciente que parece escondrijo, / una búsqueda de tierras prometidas, / una gana que carece de nombre,/ una amenaza de pecado, / un catálogo de nudos/ o una recreación circular como un puente de tierra".
Durante los años que estuve en Italia fui varias veces a visitarle a su castillo de Tarquinia, la prodigiosa ciudad etrusca llena de tumbas antiguas, donde él trabaja incansablemente. Allí ha llevado esculturas africanas colosales, que colecciona celosamente, y sus propias esculturas en metal, unos extraordinarios artefactos que hace y deshace de mil formas. En el castillo, que está rodeado de un jardín precioso y de un estanque con peces, su mujer, Germana, es el alma ole todo. Como un arcángel loco y extraordinario, recorre los, pasillos y las habitaciones, amplía y registra lo que dice Matta, y se desvive tras él, adivinándole los pasos.
Pero a Matta no se le puede fijar en un momento determinado, ni en un sitio. Por Roma, tan pronto aparecía como desaparecía, sin que supiéramos de qué modo. Una gran amiga de los dos me telefoneó un día, alarmada y divertida: "Oye, ha pasado por aquí Matta, camino de Pompeya, y me ha dejado a uno de sus hijos sin decirme cuándo vendrá a recogerlo. Por cierto que es guapísimo y está lleno de piojos". Para Duchamp, Matta era el pintor más. profundo de su generación, y sus cuadros son realmente la visión deslumbrante de un mundo personalísimo. Su pintura es creadora de acontecimientos inesperados, de personajes muy poéticos que ejercen la misma atracción, y la misma sorpresa, que Matta. Tienen la calidad de algo nuevo, virginal, de algo que surge como de la naturaleza como de una rama, de una flor, o de un pájaro. Porque él está mezclado con todo lo natural, y forma parte de ese mundo que vive e interpreta tan maravillosamente. Está sumergido de modo permanente en un estado de creación, en el que aparece como en medio de un jardín., como si acabara de caer de un árbol. Luego, toma algunas palabras por los cuernos, las voltea, las enlaza a otra conversación, mueve algunos colores, y se va a dormir, detrás de su bastón.
TEXTOS DE ROBERTO MATTA:
El corazón es un ojo
Toda forma es la historia de la dificultad y de la necesidad de una especie.
La forma no se explica, se hace.
Si el universo es único, hay una red que enlaza los fenómenos, que, a su vez, están enlazados como los elementos que constituyen el cuerpo de un hombre.
Quien siente su propio cuerpo, siente el mundo, la discordia se su armonía.
El mundo, el universo, es sano, armónico-desordenado, donde incluso la enfermedad puede tener solución.
Sobre el modelo armónico del mundo, cada uno de nosotros es geografía, astronomía de un mundo propio: quizá ilusorio, quizá pragmático, o quizás acribillado de mentiras. Aprender a sentir la armonía del Universo es construir una arquitectura y una geografía de nuestro mundo personal, del cual depende nuestra personalidad, a la manera de un segundo rostro para presentar a la sociedad, a la vida social con la cual uno ve a los demás y es visto por ellos, unidos todos por lazos comunes.
Viendo y siendo visto, todo el mundo puede desarrollar en sí mismo la propia persona, que se manifiesta en la personalidad.
Así pues, el arte no es para ser explicado, sino para ser hecho, para hacer en cada uno de nosotros a la propia persona humana que después crea y construye una visión débil, culpable o creativa de la realidad. Por esta razón, hay que crear un mundo que resulte útil. Cada suceso (experiencia) es un terremoto en nuestra propia geografía, cambia la topología del paisaje, del mensaje íntimo.
Tu cuerpo es un ojo o una mano que lleva a cabo tu vida mental.
Esta gráfica es una geografía de mi mundo, donde mi personalidad lleva el timón y podrá servirte de mapa náutico en tu andadura. Reanimar la realidad de la naturaleza en la naturaleza humana. Si el mono ha llegado a ser hombre, el hombre llegará a ser gracia: cuadrúpedo, seres acuáticos, árbol químico de la angelidad indígena.
Sistema musical de las relaciones sorprendentes de un nuevo humanismo.
La Tierra es un hombre
La imagen pintada y la palabra
son el círculo de la dialéctica de la creación.
Lo que una palabra desentierra
de las profundidades del espíritu,
la imagen lo traduce
en este fruto mágico
sin el cual la conciencia no sabría
construir.
Es a través de imágenes del objeto en
perspectiva
que nuestra conciencia descubrió su
forma física.