Sarah
Jean Fautrier
1943
Empastes con blanco de plomo, óleo y pastel sobre papel montado sobre lienzo
116 x 80,7 cm
Museo Reina Sofía de Madrid
Sarah, que toma su título de un nombre emblemático de la tradición judía, es una pieza capital dentro del trabajo de Jean Fautrier, cuya obra encarna de manera directa las heridas y el drama humano provocadas por la Segunda Guerra Mundial. Fautrier formó parte de la resistencia francesa durante la ocupación alemana y, tras ser arrestado, se ocultó en un sanatorio psiquiátrico a las afueras de París. Allí realizó la serie a la que pertenece Sarah, titulada Les Otages (Rehenes) y formada por obras en su mayoría de pequeño formato donde las cabezas de los rehenes tienden a ocupar la superficie pictórica. Les Otages respondían a la cuestión de cómo representar el terror nazi en presente, en 1943, cuando las atrocidades aún no habían cesado. Dentro de estos «poemas de la resistencia», como los definió el historiador del arte Giulio Carlo Argan, Sarah destaca tanto por su tamaño como por la perceptibilidad y presencia física de un cuerpo que, combinado con colores sutiles, con el ocre de su carne y el rojo de la sangre, revela su doble aspecto de cadáver desmembrado y de Venus sedente. Algunas de las obras de la serie Les Otages eran más explicitas, recogiendo no solo las cabezas sino todo el cuerpo del rehén, siendo estas de un tamaño mayor y destacando del resto por su realismo. Cuando se mostraron en la galería René Drouin en 1945, destacaron del resto de la serie por su posición central entre tiras de cabezas juntas que, organizadas en filas, sugerían la posición de reos de muerte frente a un pelotón de fusilamiento. Ya en aquella primera presentación pública se destacó la relación de Les Otages con el Guernica (1937) de Pablo Picasso. Tal comparación toma carta de realidad ahora, al presentarse Sarah, por primera vez, en el espacio del Museo Reina Sofía. La Guerra Civil española, que tiene su icono en el Guernica, se ha considerado el «ensayo general» de la Segunda Guerra Mundial; de modo similar, el gran óleo mural que Picasso realizó en 1937 pone las bases de la dificultad para situarse, siguiendo a Susan Sontag, «ante el dolor de los demás», precisamente la posición de Fautrier frente a Sarah. Así lo sugirió Francis Ponge en «Notes sur Les Otages» (1945): «El grito de la España martirizada se había expresado de manera plástica en el óleo ilustrado de Picasso, Guernica. Ocho años después, he aquí Les Otages: el horror y la belleza mezcladas a partes iguales».
Rosario Peiró Carrasco