Stephan Hermlin a la izquierda del presidente de la RDA Erich Honecker
Stephan Hermlin [pseudónimo de Rudolf Leder] (Chemnitz, 13 de abril de 1915 - Berlín, 6 de abril de 1997) fue un escritor alemán. Autor de cuentos, ensayos, traducciones y poesía lírica, fue uno de los autores más conocidos en la antigua República Democrática Alemana.
Hijo de judíos inmigrantes, nació en lo que hoy es el estado federado de Sajonia, y creció tanto en Chemnitz como en Berlín. En 1931 se unió a las juventudes comunistas. Desde 1933, trabajó como aprendiz de impresor y huyó de la Alemania nazi en 1936. Quiso combatir en España en las Brigadas Internacionales en apoyo a la legalidad republicana durante la Guerra Civil, pero fue destinado al servicio de ambulancias de la 35.ª División internacional, dentro del servicio de Sanidad de las Brigadas. Después vivió en Palestina, Francia y Suiza hasta su regreso a Alemania en 1945, tras el final de la Segunda Guerra Mundial. Allí comenzó trabajando en una emisora en Fráncfort del Meno aunque posteriormente, en 1947, se trasladó a Berlín Este, donde fue colaborador de varias revistas como Täglichen Rundschau (diario de las fuerzas soviéticas en Berlín Este), Ulenspiegel, Aufbau y Sinn und Form
Como escritor, en diciembre de 1962 se unió al grupo de escritores dedicado a la lectura de los jóvenes poetas, entre los que se encontraban Wolf Biermann, Volker Braun, Bernd Jentzsch, Sarah Kirsch y Karl Mickel en la Academia de Artes de la República Democrática Alemana. Este grupo, y la academia en su conjunto, estuvo a la vanguardia del incremento de la popularidad de la poesía lírica en la década de 1960 en la Alemania Oriental.
Fue crítico con la intervención de la Unión Soviética en la represión de la Primavera de Praga de 1968 y con la expulsión de Alemania Oriental del poeta contemporáneo, Wolf Biermann. A pesar de esas posiciones críticas, Hermlim mantuvo su vinculación con el régimen. Fue miembro de la Unión de Escritores de la RDA, la Academia de Artes de la RDA, y desde 1976, de la Academia de las Artes de Berlín Oeste
CARTA DEL ESCRITOR STEPHAN HERMLIN A ERICH HONECKER
22 de Octubre de 1989
Querido Erich:
En estos dramáticos días me siento impulsado a enviarte algunas palabras. No soy de las personas que pierden su memoria a raíz de un cambio histórico. Por el contrario, mi buena memoria contribuyó a orientar mi vida y me protegió de perder el rumbo.
Déjame decirte que eres uno de los muy pocos hombres en los cuales más me agrada pensar desde mi retorno a Alemania en 1945. Eso era así y así queda.
Me acuerdo de todos los acontecimientos que nos juntaron a ti y a mí: la propuesta que me hiciste de escribir "Primera Línea"; el Encuentro de Alemania; el Festival Mundial, nuestro común viaje a Bucarest, tu llamado telefónico hace 17 años cuando me dijiste que te agradaría volver a verme más en público en la RDA -¡eso era un momento de aislamiento casi total para mí!- . Me acuerdo del momento, hace más de 35 años, cuando te visité para informarte sobre el día en que fui testigo de la persecución contra jóvenes cristianos en una escuela media, y tú de inmediato hiciste lo necesario para enfrentar aquella campaña. Y sé que en años posteriores, también cuando teníamos opiniones diferentes, discutías conmigo en forma amistosa, tomando en serio mis opiniones.
Asimismo, muy poca gente sabe -pero yo lo sé-, que tú hiciste muchísimo para abrir en nuestro Estado mayores espacios a la cultura en general y a la literatura en particular. Y nunca olvidaré que, cuando te visitaba para abogar por la libertad de escritores y por la publicación de libros, nunca encontré oposición en ti, sino siempre comprensión. Por todo esto, querido Erich, te doy las gracias.
Estoy orgulloso de haber estado en Berlín, poco antes de tu detención (por los nazis), entre los jóvenes cuadros que tú guiabas en la lucha. En aquel momento, yo aún no te conocía.
Tú eres y sigues siendo para mí un ejemplo, por más que cambien los tiempos y sus exigencias. Yo estaría contento si más tarde, alguna vez tuvieras tiempo para mí. Tú quedas en mi corazón y en mis pensamientos.
Siempre tuyo,
Stephan Hermlin