La Declaración de independencia de la República Democrática de Vietnam fue proclamada el 2 de septiembre de 1945 por el presidente Ho Chi Minh en una manifestación de medio millón de personas en la plaza de Ba Dinh (Hanoi)
«Todos los hombres son creados iguales, están dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables;
entre ellos están el derecho a la Vida, a la Libertad y a la búsqueda de la Felicidad.»
Esta proclama inmortal apareció en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América
en 1779. En sentido amplio significa: todos los pueblos de la tierra son iguales por nacimiento, todos los
pueblos tienen derecho a vivir y a ser libres y felices.
La Declaración de los Derechos del Hombre y de los Ciudadanos, realizada en tiempos de la Revolución
Francesa, en 1791, también establece: «Todos los hombres nacen libres y con los mismos derechos, y deben permanecer siempre libres y tener los mismos derechos».
Estas son verdades innegables.
A pesar de ello, durante más de ochenta años los imperialistas franceses, insultando el principio de Libertad, Igualdad y Fraternidad, han violado nuestra tierra natal y han oprimido a nuestros compañeros ciudadanos.
Han actuado en contra de los ideales de humanidad y justicia.
Políticamente, han privado a nuestro pueblo de todas las libertades democráticas.
Han impuesto leyes inhumanas; han creado tres regímenes políticos diferentes, en el norte, en el centro y en
el sur de Vietnam, para romper la unidad de nuestro país y evitar que nuestro pueblo estuviera unido.
Han construido más prisiones que escuelas. Despiadadamente han masacrado a nuestros compatriotas.
Han ahogado nuestras sublevaciones en ríos de sangre.
Han encadenado a la opinión pública y practicado el oscurantismo.
Han debilitado a nuestra raza con opio y alcohol.
En el campo de la economía, nos han exprimido, han llevado a nuestro pueblo a la indigencia y devastado
nuestra tierra.
Nos han robado nuestros campos de arroz, minas, bosques y nuestros recursos naturales. Han monopolizado la emisión de pagarés y el comercio de importación y exportación.
Se han inventado innumerables e injustificables impuestos y han reducido a nuestro pueblo, especialmente
a nuestros campesinos, a la extrema pobreza.
Han hecho imposible que nuestra burguesía nacional pueda prosperar; despiadadamente han explotado a
nuestros obreros.
En el verano de 1940, cuando los fascistas japoneses invadieron Indochina para establecer nuevas bases
contra los Aliados, los colonialistas franceses se pusieron de rodillas y abrieron las puertas de nuestro país
para dar la bienvenida a los japoneses.
Así, desde esa fecha, nuestro pueblo fue sometido al doble yugo de franceses y japoneses. Su sufrimiento
y su miseria aumentaron. El resultado fue que hacia finales del pasado año y principios del actual, desde la
provincia de Quang Tri hasta el norte, más de dos millones de nuestros compañeros-ciudadanos murieron
de hambre.
El 9 de marzo de este año, las tropas francesas fueron desarmadas por los japoneses. Los colonialistas
franceses, o bien huyeron, o se rindieron, mostrando que no solamente eran incapaces de «protegernos»,
sino que, en un periodo de cinco años, habían vendido por dos veces nuestro país a los japoneses.
Antes del 9 de marzo, ¡cuántas veces el Viet Minh había urgido a los franceses que se aliaran con él en contra de los japoneses! Pero en vez de aceptar esta propuesta, los colonialistas franceses solamente intensificaron sus actividades terroristas contra el Viet Minh. Después de su derrota y antes de huir, masacraron a los prisioneros políticos detenidos en Yan Bai y Cao Bang.
A pesar de todo esto, nuestros compañeros ciudadanos siempre han manifestado una actitud indulgente y
humana hacia los franceses. Después del golpe japonés del 9 de marzo de 1945, el Viet Minh ayudó a muchos franceses a cruzar la frontera, rescató a otros de las cárceles japonesas y protegió las vidas y las propiedades francesas. De hecho, desde el otoño de 1940, nuestro país había dejado de ser una colonia francesa y se había convertido en una posesión japonesa.
Cuando los japoneses se rindieron a los Aliados, todo nuestro pueblo se levantó para conseguir el poder y
fundó la República Democrática de Vietnam.
La verdad es que hemos arrancado nuestra independencia de los japoneses, no de los franceses.
Los franceses ha huido, los japoneses se han rendido, el emperador Bao Dai ha abdicado. Nuestro pueblo
ha roto las cadenas que le han aprisionado durante cerca de un siglo y ha ganado la independencia para
Vietnam. Al mismo tiempo ha derrocado el régimen centenario de la monarquía y establecido un régimen
de república democrática.
Nosotros, el gobierno provisional del nuevo Vietnam, en representación de todo el pueblo vietnamita,
declaramos que de ahora en adelante rompemos todas las relaciones de carácter colonial con Francia,
cancelamos todos los tratados firmados por Francia y Vietnam, y abolimos todos los privilegios mantenidos
por los franceses en nuestro país.
Todo el pueblo vietnamita está unánimemente decidido a oponerse a todos los perversos planes de los
colonialistas franceses.
Estamos convencidos que los Aliados, que en las conferencias de Teherán y San Francisco [de noviembre-
diciembre de 1943 y abril-junio de 1945 respectivamente] mantuvieron el principio de igualdad entre las
naciones, no pueden negarse a reconocer el derecho a la independencia del pueblo vietnamita.
Un pueblo que se ha opuesto con coraje a la esclavitud francesa durante más de ochenta años, un pueblo que resueltamente se ha puesto del lado de los Aliados contra los fascistas durante los últimos años, este pueblo debe ser libre, este pueblo debe ser independiente.
Por estas razones, nosotros, el gobierno Provisional de la República Democrática de Vietnam, hacemos al
mundo esta solemne declaración:
Vietnam tiene el derecho a disfrutar de la libertad y la independencia y de hecho se ha convertido en un
país libre e independiente. Todo el pueblo vietnamita está determinado a movilizar toda su fuerza física y
mental, a sacrificar sus vidas y sus propiedades, para salvaguardar su libertad y su independencia.
Ho Chi Minh
Fuente: Matxingune taldea