Campesina
Alberto Sánchez Pérez
1923-1925
Escayola patinada.
Vaciado, 88 x 30 x 23 cm.
Museo Reina Sofía.
Hacia 1922, Alberto entró en contacto con el pintor uruguayo Rafael Barradas, que preconizaba una modernidad en la línea de lo que se llamó «retorno al orden», una vuelta a la figuración en respuesta a las rupturas de las primeras vanguardias. En 1923 y 1924, Alberto publicó en las revistas Alfar y Ronsel diversos dibujos de personajes populares, hieráticos y lineales, y en 1925 participó en la Exposición de la Sociedad de Artistas Ibéricos del Retiro madrileño. Esta fue la primera exposición pública de su escultura, en la que mostró obras en la línea de Campesina, donde formas neocubistas depuradas se ponían al servicio de una obra figurativa. La obra muestra una voluntad de simplificación de la forma, además de un interés por el formato vertical y por las formas ovales, que serán características de toda su obra posterior, desde su producción surrealista hasta la realizada en su exilio en la URSS en los años cincuenta y sesenta. El pedestal cobra protagonismo y se hace eco de las formas onduladas de la figura femenina, un gesto característico del escultor, enmarcado en su interés por potenciar una verticalidad inspirada en la estatuaria ibérica del Cerro de los Santos. El motivo de la campesina que utiliza Alberto a partir de ese momento, inicia una relación temática con el mundo rural que en años posteriores cobrará un sentido de fuerte carga ideológica en la línea tanto del pensamiento regeneracionista como, más adelante, del socialismo internacional.