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"LA GRAN TENTACIÓN", DE ANTONIO BERNI

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Antonio Berni
La gran tentación o La gran ilusión
1962
Óleo, madera, metal, arpillera, tela, adornos, pegamento y elementos varios sobre madera
245 x 241 cm (díptico)
Malba - Fundación Costantini


La obra fue realizada por Antonio Berni en 1962. La técnica utilizada es el ensamblado y los materiales son varios: ente otros, maderas, metales, telas, papeles, cartones, todos ellos pegados y clavados a dos piezas de madera; por esto se trata de un díptico. La imagen que se presenta es compleja por la variedad de elementos que aparecen. En el fondo, a la izquierda, una mujer –de afiche publicitario– sostiene un auto azul en una de sus manos y, en la otra, un puñado de monedas. Como contrapunto a esta imagen de confort y felicidad que ofrece la publicidad, la realidad de la clase obrera, representada por una prostituta que aparece en primer plano con expresión grotesca (su ojo es un botón, su boca y dientes son de papel). Delante de ella, avanza un cortejo de pequeños hombres con expresiones monstruosas. El que encabeza el grupo lleva una galera y una bolsa de arpillera al hombro. Todos ellos, junto con el perro que los acompaña, están construidos mediante cartones, piezas de metal, desechos industriales, restos de objetos y mercaderías de la vida diaria. Finalmente, la oscura silueta de la autoridad asoma en el borde derecho de la composición.

Berni en contexto

Artista comprometido, político y controversial, Antonio Berni es considerado uno de los artistas argentinos más importantes del siglo XX. Siempre atento a las tendencias contemporáneas, pero sin perder la fuerza de su arte enraizado en la realidad social y política, Berni experimentó con diferentes técnicas, soportes y materiales que respondían a corrientes y tendencias artísticas diversas.

Ante la urgencia de denunciar la realidad social que estaban atravesando nuestro país y el mundo, en la década del 30 Berni se volcó hacia un realismo crítico, lo que él llamó el nuevo realismo. La serie de las grandes témperas sobre arpillera que realiza en este período (Manifestación, 1934; Desocupados, 1934) es el resultado del debate entre algunos artistas del momento –los muralistas mexicanos y Candido Portinari en Brasil– sobre el rol que debían ocupar el arte y el artista en la sociedad.

En los años 60, fiel a su vocación narrativa y crítica, Berni desarrolla la saga de sus dos personajes-ícono: Juanito Laguna, un niño de villa miseria, y Ramona Montiel, una prostituta. En esta década, comienza a experimentar con la técnica del grabado, creando los xilo-collages-relieves y ensamblados, que adquieren cada vez mayor volumen. También trabaja en la serie de los monstruos construidos con materiales de descarte.

Berni elige narrar la historia de sus dos personajes con los desechos de la misma sociedad que los excluye. Este es el caso de La gran tentación o La gran ilusión, de 1962. Preocupado por la eficacia de su mensaje, el artista da testimonio de los márgenes de esta sociedad industrial con pedazos de esa misma realidad, residuos de acontecimientos, huellas de historias individuales y sociales que hoy sorprenden por su actualidad.

Fuente: Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires

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