«El marxismo en resumen» está editado en castellano por Robin Goodfellow», seudónimo colectivo de militantes comunistas que han permanecido fieles al socialismo científico.
PREFACIO
Tras la derrota de las grandes luchas proletarias de los años 20, la más prolongada contrarrevolución de la historia ha contribuido a obscurecer, incluso para los militantes, los fundamentos de la teoría revolucionaria. En sus representaciones estaliniana, socialdemócrata, izquierdista o en las explicaciones que hacen de ella los representantes de la burguesía, el marxismo es desfigurado. Ya no tiene nada que ver con la potencia crítica de la sociedad burguesa, con la teoría científica que, a partir de mediados de los años 1840 explicita la génesis, el desarrollo y la muerte de esta sociedad y anuncia el fin de las sociedades de clases.
Con ocasión de la crisis que ha sacudido la economía capitalista en 2008-2010, una parte de la prensa burguesa internacional ha creído oportuno levantarse el sombrero ante Marx. Pero lo ha hecho saludando al “visionario” de las dificultades del capitalismo y no al revolucionario que demostró el vínculo íntimo entre crisis y necesidad de su superación. Gracias a que nos situamos en el punto de vista del proletariado, que defendemos su programa histórico, que le llamamos a constituirse en partido político distinto y opuesto a los otros partidos y a conquistar el poder político con el fin de instaurar una sociedad libre de las clases sociales y del Estado, del salariado, del dinero y de las categorías mercantiles, nosotros defendemos la carga revolucionaria de esta teoría, lejos y contra todo reconocimiento oficial o académico.
Esta pequeña obra, que resume lo esencial de la crítica comunista de la economía política trata de dar a todos los que buscan una crítica radical de la sociedad actual una visión sintética de la coherencia y de la potencia de la teoría revolucionaria. Apunta sobre todo a mostrar que el futuro comunista no es un ideal ni un simple deseo o una utopía, sino que está necesariamente inscrito en el mismo desarrollo de la sociedad burguesa que descansa sobre la explotación de la clase productiva: el proletariado.
El socialismo se ha convertido en una ciencia y debe ser estudiado como tal. La única escuela donde puede ser comprendido, transmitido y desarrollado es el partido proletario en el sentido histórico del término. Los autores de esta obra se reivindican íntegramente de esta tradición y no reconocen ninguna validez a las críticas del marxismo como a las “modernizaciones” operadas por los sabios burgueses o reformistas, los economistas y los profesores de universidad. Se dirigen a una clase en lucha, que sabe por instinto lo que representa la explotación y que busca darse sólidos instrumentos teóricos para afrontar los combates del mañana.
Hemos ensayado el difícil ejercicio de “vulgarizar” un pensamiento científico complejo. El socialismo revolucionario es científico en el sentido en que da una explicación de la realidad, y militante en el sentido en que defiende apasionadamente la necesidad de la revolución. En ciertos casos, el vocabulario de ayer puede ser un obstáculo para la comprensión de los fenómenos que son descritos: por ejemplo, en la expresión fuerza de trabajo, la palabra fuerza remite a la física del siglo XIX, donde se utilizaba para describir lo que la física llama hoy en día potencia. Hemos conservado sin embargo el concepto, pero tratando de explicitarlo en el lenguaje de hoy en día, en que se podría traducir por capacidad de trabajo (lo que ya hacía Marx) potencial de trabajo. Al mismo tiempo, el riesgo de la “vulgarización” es el de reducir demostraciones complejas simplificando exageradamente ciertos conceptos o fenómenos.
El lector deseoso de profundizar ciertos aspectos de este libro puede dirigirse a nuestros textos más teóricos y disponibles en múltiples lenguas en nuestra página www.robingoodfellow.info y, evidentemente, dirigiéndose a los textos originales. En nuestros días, numerosas direcciones en Internet facilitan el acceso (no siempre en las mejores traducciones).
Para hacerlo más legible, hemos decidido limitar al mínimo las citas de Marx y Engels a algunas excepciones cuando la claridad de la formulación original es insuperable.
El marxismo es una ciencia y por ello una teoría viva, cuyos conceptos resisten perfectamente la complejidad del mundo contemporáneo (mientras que la economía política burguesa, por el contrario, por no hablar de su filosofía o de su sociología, es cada vez más estúpida); ello no impide que sea necesario hoy en día hacer un considerable esfuerzo para profundizar la teoría, afinar los conceptos, aplicarlos precisamente a los fenómenos del modo de producción capitalista actual, todo ello dentro del marco general, programático, definido por la teoría. Sin teoría revolucionaria no hay acción revolucionaria, decía Lenin; esto es más que nunca actualidad.
Sao Paulo-París-julio 2013
DESCARGAR LIBRO EN PDF: http://www.robingoodfellow.info/pageses/dernierstexts/Marxismo_resumido.pdf
PREFACIO
Tras la derrota de las grandes luchas proletarias de los años 20, la más prolongada contrarrevolución de la historia ha contribuido a obscurecer, incluso para los militantes, los fundamentos de la teoría revolucionaria. En sus representaciones estaliniana, socialdemócrata, izquierdista o en las explicaciones que hacen de ella los representantes de la burguesía, el marxismo es desfigurado. Ya no tiene nada que ver con la potencia crítica de la sociedad burguesa, con la teoría científica que, a partir de mediados de los años 1840 explicita la génesis, el desarrollo y la muerte de esta sociedad y anuncia el fin de las sociedades de clases.
Con ocasión de la crisis que ha sacudido la economía capitalista en 2008-2010, una parte de la prensa burguesa internacional ha creído oportuno levantarse el sombrero ante Marx. Pero lo ha hecho saludando al “visionario” de las dificultades del capitalismo y no al revolucionario que demostró el vínculo íntimo entre crisis y necesidad de su superación. Gracias a que nos situamos en el punto de vista del proletariado, que defendemos su programa histórico, que le llamamos a constituirse en partido político distinto y opuesto a los otros partidos y a conquistar el poder político con el fin de instaurar una sociedad libre de las clases sociales y del Estado, del salariado, del dinero y de las categorías mercantiles, nosotros defendemos la carga revolucionaria de esta teoría, lejos y contra todo reconocimiento oficial o académico.
Esta pequeña obra, que resume lo esencial de la crítica comunista de la economía política trata de dar a todos los que buscan una crítica radical de la sociedad actual una visión sintética de la coherencia y de la potencia de la teoría revolucionaria. Apunta sobre todo a mostrar que el futuro comunista no es un ideal ni un simple deseo o una utopía, sino que está necesariamente inscrito en el mismo desarrollo de la sociedad burguesa que descansa sobre la explotación de la clase productiva: el proletariado.
El socialismo se ha convertido en una ciencia y debe ser estudiado como tal. La única escuela donde puede ser comprendido, transmitido y desarrollado es el partido proletario en el sentido histórico del término. Los autores de esta obra se reivindican íntegramente de esta tradición y no reconocen ninguna validez a las críticas del marxismo como a las “modernizaciones” operadas por los sabios burgueses o reformistas, los economistas y los profesores de universidad. Se dirigen a una clase en lucha, que sabe por instinto lo que representa la explotación y que busca darse sólidos instrumentos teóricos para afrontar los combates del mañana.
Hemos ensayado el difícil ejercicio de “vulgarizar” un pensamiento científico complejo. El socialismo revolucionario es científico en el sentido en que da una explicación de la realidad, y militante en el sentido en que defiende apasionadamente la necesidad de la revolución. En ciertos casos, el vocabulario de ayer puede ser un obstáculo para la comprensión de los fenómenos que son descritos: por ejemplo, en la expresión fuerza de trabajo, la palabra fuerza remite a la física del siglo XIX, donde se utilizaba para describir lo que la física llama hoy en día potencia. Hemos conservado sin embargo el concepto, pero tratando de explicitarlo en el lenguaje de hoy en día, en que se podría traducir por capacidad de trabajo (lo que ya hacía Marx) potencial de trabajo. Al mismo tiempo, el riesgo de la “vulgarización” es el de reducir demostraciones complejas simplificando exageradamente ciertos conceptos o fenómenos.
El lector deseoso de profundizar ciertos aspectos de este libro puede dirigirse a nuestros textos más teóricos y disponibles en múltiples lenguas en nuestra página www.robingoodfellow.info y, evidentemente, dirigiéndose a los textos originales. En nuestros días, numerosas direcciones en Internet facilitan el acceso (no siempre en las mejores traducciones).
Para hacerlo más legible, hemos decidido limitar al mínimo las citas de Marx y Engels a algunas excepciones cuando la claridad de la formulación original es insuperable.
El marxismo es una ciencia y por ello una teoría viva, cuyos conceptos resisten perfectamente la complejidad del mundo contemporáneo (mientras que la economía política burguesa, por el contrario, por no hablar de su filosofía o de su sociología, es cada vez más estúpida); ello no impide que sea necesario hoy en día hacer un considerable esfuerzo para profundizar la teoría, afinar los conceptos, aplicarlos precisamente a los fenómenos del modo de producción capitalista actual, todo ello dentro del marco general, programático, definido por la teoría. Sin teoría revolucionaria no hay acción revolucionaria, decía Lenin; esto es más que nunca actualidad.
Sao Paulo-París-julio 2013
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