"PROLEGÓMENOS A UNA ESTÉTICA MARXISTA"
PRÓLOGO A LA EDICIÓN ITALIANA DE 1957
El estudio que aquí se publica independientemente se planeó y escribió originalmente como un capítulo de la parte dialéctico-materialista de mi Estética, titulada Problemas del reflejo estético. La parte histórico-materialista no puede ser sino posterior, puesto que presupone la solución de los problemas dialéctico-materialistas del reflejo estético. Para que el lector comprenda las razones de esta publicación por separado indicaré brevemente el origen de este escrito y el lugar que ocupa en el contexto general de la estética.
La obra entera comprenderá dos partes: la primera trata de la especificidad del hecho estético, analizando en particular la génesis filosófica del principio estético, su diferenciación respecto del reflejo científico de la realidad objetiva y respecto del reflejo que tiene lugar en la vida cotidiana. El tratamiento de la particularidad como categoría de la estética se proyectó y escribió como capítulo segundo, conclusivo de dicha sección. La segunda parte de los Problemas del reflejo estético tendrá por objeto la estructura de la obra de arte y la tipología filosófica de la actitud estética.
Puesto que siempre he considerado a la particularidad como una categoría central de la estética (si no como la categoría central de la misma), he empezado la redacción de la obra con el estudio monográfico de la particularidad que, como queda dicho, debía constituir el capítulo segundo de la primera parte. Pero en el momento de exponer la génesis filosófica general y la especificidad del hecho estético surgieron ciertas dificultades que volvieron a poner en discusión el plan inicial de la obra.
En la base de todo el libro se encuentra la idea general de que el reflejo científico y el reflejo estético reflejan la misma realidad objetiva. Esto conlleva necesariamente la identidad no sólo de los contenidos reflejados, sino también de las categorías que lo forman. La especificidad de los diversos modos de reflejo no puede, pues, manifestarse sino en el seno de dicha identidad general: en una decisión especifica entre la infinitud de los contenidos posibles, en una acentuación específica y en un reagrupamiento específico de las categorías decisivas en cada caso.
Por consiguiente, había que atribuir en todo momento un valor preeminente a dicha mutación de estructura yde proporción en el ámbito de las mismas categorías y en particular, había que acentuar constantemente la unidad de la identidad y diversidad entre la doctrina de las categorías científicas y la de las categorías estéticas. Mas como el problema de la particularidad, según se sabe, es una de las partes menos tratadas de la lógica, me he visto obligado a poner ante mi exposici6n un estudio histórico filosófico del problema de la particularidad (caps. I-III). Y era natural esbozar aquí, como complemento de la exposición, un desarrollo de las categorías en el ámbito de la estética (cap. IV). De aquí se desprendían ya algunas dificultades de orden estructural para la realización de mi plan inicial: un tratamiento histórico de los problemas -amplio aunque sumario- no entraba en el marco de una obra estético esencialmente sistemática.
En segundo lugar, he visto que la categoría de la particularidad tenía que tratarse también, por exigencia del tema, en la sección genética de la primera parte, y, precisamente, como se hace en el presente estudio, en conexión y en interrelación con otras diferencias categoriales entre el reflejo científico y el estético (desantropologización o interpretación antropomórfica, interpretación de en-sí y para-nosotros, etc.). El capitulo teórico general del presente estudio (cap. V) habría provocado por lo tanto desagradables repeticiones en el contexto total.
En tercer lugar, he visto que la concreción de la particularidad, inevitable en el contexto dado, pertenece de hecho no a la primera, sino a la segunda parte principal de los Problemas del reflejo estético y, principalmente, al análisis de la estructura de la obra de arte.
Esas razones me han movido a separar el capítulo, que ya estaba escrito, de la obra general. No porque todo esto justifique sin más la publicación por separado; me he decidido a hacerlo, sobre todo, porque el problema de la particularidad es uno de los más descuidados, tanto desde el punto de vista lógico cuanto desde el estético, y, al mismo tiempo, constituye a mi juicio uno de los problemas centrales de la estética. El presente estudio debe considerarse, pues, como un prolegómenon a mi Estética en un sentido bastante limitado; pero contiene el tratamiento sumario, aunque de todos modos monográfico, de uno de los problemas más importantes de toda la estética.
Eso es lo que puede justificar su publicación.
G. L.
Bucarest, diciembre de 1956.
DESCARGAR LIBRO ÍNTEGRO EN PDF:http://elsudamericano.files.wordpress.com/2013/10/gyorgy-lukacs-prolegomenos-a-una-estetica-marxista-1954-ed-grijalbo-1969.pdf
PRÓLOGO A LA EDICIÓN ITALIANA DE 1957
El estudio que aquí se publica independientemente se planeó y escribió originalmente como un capítulo de la parte dialéctico-materialista de mi Estética, titulada Problemas del reflejo estético. La parte histórico-materialista no puede ser sino posterior, puesto que presupone la solución de los problemas dialéctico-materialistas del reflejo estético. Para que el lector comprenda las razones de esta publicación por separado indicaré brevemente el origen de este escrito y el lugar que ocupa en el contexto general de la estética.
La obra entera comprenderá dos partes: la primera trata de la especificidad del hecho estético, analizando en particular la génesis filosófica del principio estético, su diferenciación respecto del reflejo científico de la realidad objetiva y respecto del reflejo que tiene lugar en la vida cotidiana. El tratamiento de la particularidad como categoría de la estética se proyectó y escribió como capítulo segundo, conclusivo de dicha sección. La segunda parte de los Problemas del reflejo estético tendrá por objeto la estructura de la obra de arte y la tipología filosófica de la actitud estética.
Puesto que siempre he considerado a la particularidad como una categoría central de la estética (si no como la categoría central de la misma), he empezado la redacción de la obra con el estudio monográfico de la particularidad que, como queda dicho, debía constituir el capítulo segundo de la primera parte. Pero en el momento de exponer la génesis filosófica general y la especificidad del hecho estético surgieron ciertas dificultades que volvieron a poner en discusión el plan inicial de la obra.
En la base de todo el libro se encuentra la idea general de que el reflejo científico y el reflejo estético reflejan la misma realidad objetiva. Esto conlleva necesariamente la identidad no sólo de los contenidos reflejados, sino también de las categorías que lo forman. La especificidad de los diversos modos de reflejo no puede, pues, manifestarse sino en el seno de dicha identidad general: en una decisión especifica entre la infinitud de los contenidos posibles, en una acentuación específica y en un reagrupamiento específico de las categorías decisivas en cada caso.
Por consiguiente, había que atribuir en todo momento un valor preeminente a dicha mutación de estructura yde proporción en el ámbito de las mismas categorías y en particular, había que acentuar constantemente la unidad de la identidad y diversidad entre la doctrina de las categorías científicas y la de las categorías estéticas. Mas como el problema de la particularidad, según se sabe, es una de las partes menos tratadas de la lógica, me he visto obligado a poner ante mi exposici6n un estudio histórico filosófico del problema de la particularidad (caps. I-III). Y era natural esbozar aquí, como complemento de la exposición, un desarrollo de las categorías en el ámbito de la estética (cap. IV). De aquí se desprendían ya algunas dificultades de orden estructural para la realización de mi plan inicial: un tratamiento histórico de los problemas -amplio aunque sumario- no entraba en el marco de una obra estético esencialmente sistemática.
En segundo lugar, he visto que la categoría de la particularidad tenía que tratarse también, por exigencia del tema, en la sección genética de la primera parte, y, precisamente, como se hace en el presente estudio, en conexión y en interrelación con otras diferencias categoriales entre el reflejo científico y el estético (desantropologización o interpretación antropomórfica, interpretación de en-sí y para-nosotros, etc.). El capitulo teórico general del presente estudio (cap. V) habría provocado por lo tanto desagradables repeticiones en el contexto total.
En tercer lugar, he visto que la concreción de la particularidad, inevitable en el contexto dado, pertenece de hecho no a la primera, sino a la segunda parte principal de los Problemas del reflejo estético y, principalmente, al análisis de la estructura de la obra de arte.
Esas razones me han movido a separar el capítulo, que ya estaba escrito, de la obra general. No porque todo esto justifique sin más la publicación por separado; me he decidido a hacerlo, sobre todo, porque el problema de la particularidad es uno de los más descuidados, tanto desde el punto de vista lógico cuanto desde el estético, y, al mismo tiempo, constituye a mi juicio uno de los problemas centrales de la estética. El presente estudio debe considerarse, pues, como un prolegómenon a mi Estética en un sentido bastante limitado; pero contiene el tratamiento sumario, aunque de todos modos monográfico, de uno de los problemas más importantes de toda la estética.
Eso es lo que puede justificar su publicación.
G. L.
Bucarest, diciembre de 1956.
DESCARGAR LIBRO ÍNTEGRO EN PDF:http://elsudamericano.files.wordpress.com/2013/10/gyorgy-lukacs-prolegomenos-a-una-estetica-marxista-1954-ed-grijalbo-1969.pdf