El Cuarto Estado
Giuseppe Pellizza Da Volpedo
1898-1901
Oleo sobre lienzo
Galería de arte moderno de Milán
El Cuarto Estado, referido al proletariado, es una obra de Giuseppe Pelliza da Volpedo realizada en el año 1901.
El pintor utiliza aquí la técnica del divisionismo, técnica antiacadémica empleada muy frecuentemente en Italia a finales de siglo, que es equiparable al puntillismo francés y se caracteriza por la separación de colores en puntos individuales.
La obra, con cuyo título se refiere a un nuevo estamento que se uniría a los tradicionales del antiguo régimen y que conocemos como proletariado en la nueva estructura social posterior a la revolución francesa, representa el creciente éxodo rural que llevó a muchos campesinos a las grandes ciudades en busca de un trabajo y para huir de las condiciones precarias de la actividad agraria.
En estos momentos la revolución industrial está en pleno apogeo y necesita una mano de obra abundante que supone una oportunidad de empleo necesaria para muchos campesinos que hacían frente a las crisis de subsistencia cíclicas del medio rural ocasionadas por las malas cosechas y la escasez de alimentos.
El cuadro es de grandes dimensiones y llevó al artista casi tres años de trabajo. En él podemos contemplar a un nutrido grupo de trabajadores en marcha. Sus vestimentas les delatan como miembros de esa clase proletaria europea que vino a romper la clásica división tripartita de la sociedad estamental. Sin embargo, aún conservan cierto aire rural, que evoca el origen de la industrialización en el proceso de abundante migración del campo a la ciudad.
El pintor capta al grupo en un plano frontal, en la actitud típica de quienes marchan hacia la huelga, o hacia la reivindicación de un trabajo que les permita atender a sus necesidades básicas. La presencia de algunos (pocos) niños y mujeres hace aún más clara esta realidad, la lucha por el básico derecho al trabajo, todavía no consolidado a finales del siglo XIX.
En el grupo destacan obviamente los tres personajes que lo encabezan de manera destacada; cuatro, si contamos a la criatura que la mujer lleva en brazos. Ella va descalza y el niño parece comerse su propio puño. La pobreza y el hambre son evidentes. Pero, ¿qué le dirá esa mujer a su compañero? ¿Le dará ánimos para lo que se avecina? Fijaos en este personaje masculino. No hay duda en su semblante, la mirada es clara; la actitud serena: la decisión está tomada. Y esa misma determinación la comparte el compañero que aparece a su derecha. La DIGNIDAD.
En el rostro de esos personajes vemos una de las mejores muestras de la dignidad humana que nos ha legado la historia del arte.
Fuente: blocdejavier