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144 ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE LENIN

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 Konstantin Fedorovich Yuon, 1927

Los tejedores de alfombras de Kujan-Bulak honran a Lenin

I

Muchas veces – y con generosidad- ha sido honrado

el camarada Lenin. Le fueron levantados bustos

y estatuas también.

Ciudades y niños llevan su nombre.

Se pronuncian discursos en todos los idiomas

alabándole.

Desde Shanghai hasta Chicago se organizan en su honor

mítines y manifestaciones,

pero veamos de qué forma

los tejedores de alfombras de Kujan-Bulak,

una pequeña aldea al sur del Turquestán,

honraron a Lenin.



Allí, cada noche, se alzan temblando veinte tejedores

del mísero telar. Ronda la fiebre.

Zumban los mosquitos en la estación ferroviaria

que en espesa nube sube de la ciénaga

que está detrás del cementerio de camellos.



Mas el ferrocarril, que cada dos semanas

trae el agua y el humo,

un día trajo también la noticia de que dentro de poco

va a celebrarse la fiesta en honor del camarada Lenin.

Y todo el pueblo de Kujan-Bulak,

los tejedores, los pobres,

decide que el camarada Lenin debe tener también

allí su pequeño busto.

Tiritando por la fiebre todos acuden el día de la colecta,

y con temblorosa mano dan

los kopecs ahorrados con tanto esfuerzo.

Y Stepa Gamalev, un soldado

del Ejército Rojo, sistemático contador y hombre espabilado,

se alegra de ese unánime deseo de celebrar a Lenin.

Pero sus ojos vivos han visto también

las temblorosas manos,

y de pronto lanza una propuesta:

El dinero destinado al busto se gastará en petróleo

que se derramará sobre la ciénaga

que está detrás del cementerio de camellos,

de donde vienen los mosquitos que

causan la fiebre.

Así, combatiendo la fiebre en Kujan-Bulak

será honrado el desaparecido,

pero siempre presente, camarada Lenin.

Fue aceptada la propuesta, y el día

del homenaje, llevando uno tras otro sus destartalados baldes

llenos de negro líquido, todos se encaminaron a la ciénaga

y allí lo derramaron.



Honrando a Lenin se beneficiaron a sí mismos

Y le honraron cuando a sí mismos se beneficiaron.

Aquellos hombres le habían entendido.


II



Hemos visto ya cómo el pueblo de Kujan-Bulak

honró la memoria de Lenin. Derramando

petróleo sobre la ciénaga. Aquella misma noche,

se celebró una asamblea y en ella

alguien hizo la propuesta de colocar en la estación

una placa donde contar

el suceso con la referencia clara al cambio de plan

y la mudanza del busto de Lenin por el petróleo salvador:

y todo en homenaje a Lenin.



Así se decidió

y así fue hecho.


Bertolt Brecht


Fuente: “Historias de almanaque”, Bertolt Brecht, Alianza Ed., 2002.

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