BALLET "EL CAMINO DEL TRUENO", DEL COMPOSITOR SOVIÉTICO KARA KARAYEV
El compositor azerí Kara Karayev (1918-1982), ciudadano de la Unión Soviética, creó un ballet basado en la novela El Camino del Trueno del escritor sudafricano Peter Abrahams (n.1919) sobre el tema del amor prohibido en tiempos del apartheid.
La suite comienza con una danza general llena de ritmos africanos que incluyen una flauta contralto como solista mientas que un pedal en los tambores funciona como motor rítmico. Las trompetas y otros instrumentos llegan a la acción y contribuyen a esta danza modal africana que se define como festiva, pero siempre incluyendo amenazadoras disonancias que implicarían algún tipo de catástrofe venidera. El movimiento cierra mientras la melodía se disipa en cuerdas y clarinetes. La siguiente escena, Danza de las Mujeres con Guitarras, abre con un dueto para corno inglés y oboe que es acompañado por las arpas imitando guitarras. Este tango, evidentemente influenciado por los gustos cosmopolitas de Karayev, se alza desde el misterio y la sutileza hacia un ambiente más festivo que incluye a todos los alientos y los metales; la música mezcla elementos latinos y arábigos en una atmósfera apasionada que concluye en silenciosa calma. La Danza de la Comunidad Negra es una danza celebratoria y determinada que comienza con el flautín y las percusiones, eventualmente abrazando toda la orquesta: aquí recuerda la escena en que Lanny visita a su pueblo empobrecido, mismo que como quiera que sea se toma el tiempo para celebrar su vuelta y a pesar de las disonancias en clústeres. La música aquí es próxima al lenguaje de Shostakovich, pero también al de Copland. Noche en Stileveld es un nocturno que evoca un poco la Scène aux Champs de Berlioz al incluir diálogos entre los alientos y momentos al unísono. Las arpas y cuerdas toman parte de esta atmósfera nocturna llena nuevamente de misterio, pero también de la calidez de las sabanas africanas. Contrariamente al último movimiento, los metales y las percusiones están casi ausentes y solo son usados en momentos relevantes al dramatismo. El siguiente movimiento, Escena y Dueto, ocurre al amanecer y ciertamente toma inspiración del Adagio de Espartaco de Khachaturián. Tras una introducción de carácter africano en los alientos y cuerdas nos llega un adagio. La danza de Lanny y Sarie es sinfonizada por solos para violín y cello respectivamente; ambas melodías se caracterizan por sus líneas líricas y una ternura profunda. Esto lleva a una sección con un tremendo cromatismo lírico que podría más bien compararse con Delius. Un pasaje para cuerdas y alientos es de notarse ya que acelera la velocidad de la danza y la hace llegar a un clímax sonoro en los metales mientras los amantes consumen su pasión con gloria. El siguiente Arrullo representa un episodio de serena ternura tras la intensidad del Adagio. Una melodía para cuerdas y alientos, misma que no sube de un mezzopiano, domina el paisaje mientras se mezclan escalas modales africanas y arábigas al paso de la pieza. El movimiento final, El Camino del Trueno, representa el clímax final del ballet. Los amantes se encuentran rodeados de los furiosos Afrikaners quienes les dan muerte. La música se vuelve disonante y amenazante, siempre acompañada de interpolaciones de los metales y uso constante de las percusiones. La música usa modos melódicos en un crescendo al estilo bolero que llega a alturas disonantes en los metales. Este rondo infernal se convierte entonces en una expresión militarizada del poder, recordando Roma Militaris de Prokofiev en Noches de Egipto. Los amantes han sido sacrificados, pero sus muertes desafortunadamente no serán el rescate necesario para apaciguar los odios entre no-blancos y blancos.