Toda la obra de Nono queda condicionada por su militancia en el Partido Comunista Italiano y su concepción del arte como un vehículo de transformación social. “Para mí música y política son lo mismo”, dejó escrito. Aunque desde 1980 su obra inicia un camino de esencialización que algunos consideraron lo alejaba de ese fuerte carácter militante, Susana Jiménez Carmona viene a decirnos en este libro que no, que de otra forma, pero la música de Nono siguió siendo una herramienta de lucha política, aunque fuera usada desde entonces mucho más desde lo íntimo. Haciendo especial hincapié en algunas obras cimeras del músico (Fragmente-Stille, an Diotima, Prometeo. Tragedia dell’ascolto, La lontananza nostalgica utopica futura), Jiménez Carmona hace un repaso verdaderamente esclarecedor de casi todo el catálogo del compositor (no demasiado amplio), analizando con agudeza sus principales constantes estéticas, que tienen que ver con el uso de la electrónica, su tratamiento de los textos (y la voz), la concepción del espacio–muy crítica con la convencional de teatros y auditorios– y del tiempo, todo en la idea, fundamentalmente errada, de que sus experimentos sonoros serían un día comprensibles y contribuirían al triunfo de sus ideales revolucionarios.
Crítica de Pablo J. Vayón
Fuente: Diario de Sevilla