Reconocer la identidad nacional y considerar sus derechos fue una de las cuestiones problemáticas que tuvo que abordar la socialdemocracia, en debates que produjeron propuestas dispares. Lenin lo abordó desde el plano y la perspectiva de la lucha contra el Imperio zarista; desarrolló en ese contexto una doctrina compleja de la autodeterminación sobre la base de la preeminencia de la identidad de clase y la unidad de las clases trabajadoras en esa lucha y en el nuevo estado que de ella habría de surgir. El tránsito de la toma del poder a la construcción del estado revolucionario le llevó a añadir la consideración del federalismo como medio para establecer y mantener su unidad. Tras su muerte, aquella doctrina compleja fue sometida a cierta manipulación por Stalin, y se vio reducida y desnaturalizada en el transcurso de una transformación sectaria de la política de la III Internacional establecida hasta 1922. La rectificación de ese curso sectario a partir de 1935, el giro del Frente Popular, llevó no solo a la recuperación del sentido inicial del autodeterminismo leninista sino a ampliar la mirada de la Internacional Comunista hacia las identidades nacionales mayoritarias, cuyo contenido popular y democrático estaba amenazado por la eclosión de los nacionalismos, de manera particular por los fascistas.
José Luis Martín Ramos
El Viejo Topo
Número de páginas 364
150 x 215 mm
ISBN 9788418550799
Año 202
PVP 24 €