En 1968 la situación política internacional cambia radicalmente: colisionan
los ideales juveniles y el anquilosamiento de las instituciones, y así los movimientos estudiantiles hierven en Barcelona, Berkeley, Berlín, Madrid, Milán, París, Praga o Tokio, y se suceden grandes acontecimientos mundiales como el Mayo francés y la Primavera de Praga —que acabó en la dura represión de agosto— mientras que en EE UU ruge la protesta contra la guerra del Vietnam.
Todos estos eventos tendrán una inevitable trascendencia en España y la actitud más comprometida de Miró, que se plasma de inmediato en el cartel conmemorativo1 de Maig 68, que le solicitaron Pere Portabella y Xavier Folch, a petición de los dirigentes de la Confederación Sindical de Comisiones Obreras (CCOO) de Barcelona.
Fuente: Antonio Boix Pons