102 x 146 cm
El cuadro Lavanderas, ejecutado en 1911. año en que la carrera artística de Goncharova llegaba a su cúspide, refleja su predilección por los temas más humildes, como el de las campesinas y sus sempiternas tareas: la siega, la cosecha, el blanqueado del lino y el lavado de la ropa que la artista representó en múltiples ocasiones en sus composiciones primitivistas.
A pesar de su evidente contenido narrativo y de su aspecto realista, Lavanderas tiene una cualidad atemporal que se pone de manifiesto en la representación esquematizada de las rotundas figuras femeninas inspiradas en las estelas de piedra escitas (kamennye bahy) y en las superficies planas y casi monocromas y en las líneas gruesas y enérgicas derivadas de las estampas populares (lubkí).
En la obra que aquí comentamos, la tarea de las campesinas adquiere un carácter monumental y una actividad de la vida cotidiana se acerca simbólicamente a los niveles de lo universal.