La nueva Babilonia/ Новый Вавилон
Guión y Dirección: Grígori Kózintsev y Leonid Trauberg.
Música: Dmitri Shostakovich (Película muda).
Producción: Sovkinó 1929. URSS.
Fotografía: Andrei Moskvin
Intérpretes: Yelena Kuzmina, David Gutman, Sofiya Magarill, Andréi Kostrichkin,Sergei Gerasimov, Yevgeni Chervyakov.
Sinopsis
En el año de 1870, tras la derrota del ejército francés en la guerra con Prusia, ante las puertas de París, sin gobierno, los principales ricos potentados burgueses capitulan con el resto del Ejército Francés prisionero, pidiendo a los alemanes que arrasen París, cuando su población no acepta la capitulación. Estos sacan de la cárcel unos cien mil soldados y los ponen en Versalles, bajo la dirección de Adolphe Thiers
Los trabajadores y la mayoría de la población parisina, el 18 de Marzo de 1871 crean la Comuna, armando a los obreros y civiles en la Guardia Nacional, adoptando como insignia la bandera roja en vez de la tricolor. La Comuna, es el primer gobierno compuesto mayoritariamente por la mayoría del pueblo francés: los trabajadores, y es el antecedente directo de la Revolución Socialista de Octubre.
Pues sus medidas socialistas fueron ejemplares: Se estableció una serie de decretos revolucionarios, autogestión de las fábricas abandonadas por sus dueños, creación de guarderías para los hijos de las obreras, laicidad del Estado (separación Iglesia-Estado), obligación de las iglesias de acoger las asambleas de vecinos y de sumarse a las labores sociales, revocabilidad de los cargos de gobierno, remisión de los alquileres impagados, abolición de los intereses de las deudas, igualación de los salarios de los parlamentarios con los de un trabajador e igualdad de derechos para las mujeres.
Y con la Revolución de Octubre de 1917, las mujeres soviéticas alcanzaron más amplios derechos: derecho al divorcio, al aborto, eliminación de la potestad marital, igualdad entre el matrimonio legal y el concubinato, etc. Se logró sentar las bases para un pleno acceso de la mujer a la cultura y los medios económicos. El IIIº Congreso de la Internacional Comunista estableció sobre la cuestión de la mujer:
«El derecho electoral no suprime la causa primordial de la servidumbre de la mujer en la familia y en la sociedad y no soluciona el problema de las relaciones entre ambos sexos. La igualdad no formal sino real de la mujer sólo es posible bajo un régimen donde la mujer de la clase obrera sea la poseedora de sus instrumentos de producción y distribución, participe en su administración y tenga la obligación de trabajar en las mismas condiciones que todos los miembros de la sociedad trabajadora.»
Las tareas domésticas se debían sustituir por un sistema de servicios sociales garantizados por el Estado: guarderías, jardines de infancia, lavanderías, comedores colectivos, hospitales, cines, teatros….
Como vemos, el antecedente empezó a realizarse en la Comuna de París.
El 28 de mayo, a las cuatro de la tarde, fue tomada la última barricada, en la rue Ramponeau de Belleville.Y aunque solamente duro dos meses, y sus integrantes fueron asesinados por su misma burguesía, su ejemplo se instaló en la memoria colectiva del proletariado.
Las cifras de la represión, indica el odio de los ricos por erradicar de la población la idea de libertad política del proletariado: Más 50.000 muertos (20.000 de ellos fusilados en "El muro de los Comuneros"del Cementerio de Pér-Lachaise), 40.000 prisioneros que soportaron penas de diferentes años, más de siete mil fueron desterrados a la colonia inhóspita de Nueva Caledonia en el Océano Pacífico. Se dictaron 13.450 sentencias de muerte, muchas de ellas contra mujeres y niños, dos semanas de ejecuciones, y en cada plaza se exhibieron sus cadáveres como advertencia de la dictadura de la burguesía. Se instauró la ley marcial durante cinco años.
Pero la burguesía no ha podido silenciar su ejemplo, que ha trascendido el tiempo, y la conciencia de emancipación de los trabajadores del trabajo asalariado. En aquellos mismos días, los obreros realizaban reuniones secretas en todos los sindicatos y organizaciones socialistas de Europa. Los intentos de adhesión e insurrección de Lyon, Narbonne, Limoges y Marsella, fueron aplastados.
Cómo se hizo
Una de las manifestaciones artísticas más importantes surgidas en el fértil contexto de la cinematográfia soviética muda, fue el colectivo artístico conocido como la Factoría del Actor Excéntrico, abreviado como FEKS. Era un movimiento de vanguardia que fomentaba la experimentación para hallar nuevas fórmulas en torno al cine, incorporando nuevos elementos narrativos (partiendo de las teorías de Kulechov y de Meyerhold), Grígori Kózintsev y Leoníd Trauberg concibieron un filme en el que se sentían impulsados a contar lo más analíticamente posible los sucesos ocurridos aquellos meses. Para ello viajaron a París, tomaron imágenes de los lugares donde tuvieron lugar los acontecimientos, siendo de esta forma lo más rigurosos posibles.
El guion que ambos escribieron parte del texto “La Guerra Civil en Francia” de Karl Marx, y de las novelas “El paraíso de las damas” y “El desastre” (dentro de la serie "Les Rougon Macquart") de Émile Zola.
En un principio tuvo varios nombres a partir de un guión tan elaborado. Se barajó Asalto a los cielos / Штурм неба. Tras dos horas de imágenes directas, en su montaje, extraído del análisis de lo que querían expresar, decidieron centrarse en el montaje final por una hora y media, muy hermosa. Y van concentrando toda la capacidad del montaje en su protagonista principal: Louise Poirier, dependienta de una tienda parisina, que trabaja en el comercio y que da nombre a la película.
El relato de los acontecimientos es sumamente conciso, y aborda también porque no triunfaron los postulados proletarios. De hecho, en una breve escena se muestra la existencia de profundos debates, que con seguridad se produjeron en la Comuna, cuando ante la carencia de medios, un trabajador propone la incautación de las fábricas y los bancos, rechazándolo los líderes y optando por una solución pacífica. Igual que las críticas de Engels en 1891 y de Lenin en 1917.
Yelena Kuzmina, intérprete soviética, nos hace partícipe del contexto social, sondea dramáticamente sus sentimientos de clase, y toma decisiones en función de la realidad circundante. En su cara, ademanes y gestos, los directores impulsan con una concrección inaudita, la repulsión por la sociedad burguesa.
Uno de sus personajes principales: su banda sonora
Para esta película compuso D. D. Shostakóvich su primera banda sonora, cuando tenía veintitrés años, utilizando la música de un modo experimental, y buscando condicionar las sensaciones del espectador. Ejemplo de ello es la escena en la que suena La Marsellesa,mezclada con las notas del “Can-can” de Jacques Offenbach (Orfeo en los infiernos, 1858). Dmitri Shostakovich, pionero en la historia del cine en aunar imágenes con una partitura, adecuándose a las indicaciones de Kozintsev y Trauberg, combina diferentes géneros musicales: desde operetas y canciones populares francesas al célebre himno nacional y otros temas revolucionarios (Ça ira, La Carmagnole), en ocasiones reinterpretados en diferentes estilos musicales.
Para él fue un enorme desafío, porque tras crear la música tuvo que adaptarla a la hora y media del metraje en dos semanas, en cama, con fiebre.
Su proyección impactó profundamente a los innovadores soviéticos cinematográficos. El brillante resultado gustó extraordinariamente a los obreros y estilísticamente a los directores de cine extranjeros. Pero desgraciadamente esta incomparable conjunción de música e imágenes fue proyectándose escasamente. La partitura cayó en el olvido durante décadas hasta que se redescubrió en 1975. Hoy día afortunadamente podemos disfrutarla en las copias que circulan del filme, y confirmar que el resultado es magnífico, y encaja perfectamente con las imágenes pese a ese recorte apresurado de media hora.
Trauberg, reconocería años después que para entender la película había que tener conocimientos previos, de los acontecimientos históricos que refleja. El campesinado en el ejército, literalmente, cavando la tumba de los trabajadores de París.
Porqué nos encanta su creación.
«…¡La Comuna, exclaman, pretende abolir la propiedad, base de toda civilización! Sí, caballeros, la Comuna pretendía abolir esa propiedad de clase que convierte el trabajo de muchos en la riqueza de unos pocos. La Comuna aspiraba a la expropiación de los expropiadores.[…]”,“La guerra civil en Francia” (Karl Marx)
La Nueva Babiloniaes una obra bellamente maestra, que nos llama a la reflexión. No tanto por seguir pausadamente los acontecimientos, al detalle, sino sobre todo por adentrarnos durante todo el metraje del filme en la época y la sociedad que existía en la Francia de 1871. Con icónicos trazos, nos muestra la vida de la burguesía que amparó el IIº Imperio: las esperpénticas notas de los decadentes music hall, el derroche de lujos desenfrenados, la corrupción por medio del dinero de capitales y personas, etc.
Contrastando fuertemente con el optimismo y fuerza de los comuneros. Y sobre todo poniendo a las mujeres en primera línea de batalla. Y fue así.
En la Comuna Proletaria de Francia, las mujeres lucharon empuñando las armas para instaurar y defender una organización social más cercana para solucionar sus tremendas necesidades. Obreras, pequeñas comerciantes, maestras, prostitutas, mujeres de barrios populares… Hembras que habían creado clubes revolucionarios, como el Comité de Vigilancia de las Ciudadanas y la Unión de Mujeres para la Defensa de París.En la constitución de este último tuvo un papel fundamental Elizabeth Dimitrieff, una rusa amiga de Karl Marx que se convirtió en una de las más fervientes activistas de la Comuna.
Algunos de las decisiones que toma la protagonista del filme tienen su base en hechos que realizó la revolucionaria Louise Michel. El corresponsal en París del diario Times de EE.UU, escribió: «Si la nación francesa no se compusiera más que de mujeres, qué nación terrible sería».
Son por ello, imborrables las imágenes con una fuerza, que aún hoy, son pocas las producciones realizadas que puedan contener tal brío de concentrada demostración de los sentimientos: el lúgubre desenlace, con fotogramas oscuros pintados por la lluvia inexorable, las miradas encontradas siguiendo el mismo hilo de pensamiento, etc…
Esta fuerza visual es apabullante. Kozintsev y Trauberg desarrollan los descubrimientos realizados por todos los directores cinematográficos soviéticos salidos del teatro: Composición de planos a varios niveles, como del solitario jinete cabalgando por la llanura con la bandera francesa, o el rostro de la protagonista en la escena final reflejando su angustia viendo a los hombres excavando las fosas en donde van a parar tras su fusilamiento.
Hay muchas más secuencias simbólicas, quizás la más icónica es cuando el gobierno de la Comuna se siente deprimido tras 49 días de asedio al recibir la noticia que el enemigo está entrando en la ciudad… Un cartel aparece: «¿Se acabó?»…. y acto seguido vemos una calle vacía, y un obrero con una barra de hierro levantando adoquines, continuando la lucha creando una barricada.
Como mensaje final queda la célebre conversación entre un oficial francés y los obreros rodeados por todas partes, intimando a la rendición: «¡Franceses!»respondiendo los obreros: «No somos franceses, somos comuneros».
Fuente: Amistad Hispano-Soviética
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