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Nacida en 1924 en Bucarest, Eva Cerbu Siegle estudió en la Escuela de Bellas Artes de Bucarest, teniendo como maestros a Alexandru Ciucurencu y a M.H.Maxy. Debutó en 1947 en una exposición organizada por los sindicatos obreros, estando marcada siempre su carrera por su militancia social.
El también artista comunista Jules Perahim escribió en 1958 sobre ella que "el arte de Eva Cerbu constituye un frente poderoso para la defensa del realismo socialista rumano".
En su obra, Eva Cerbu Siegler dedica su arte a los trabajadores y campesinos rumanos, los creadores de la riqueza y destinatarios de esta, siguiendo los principios marcados por Lenin en su artículo "La organización y el arte del partido":
"Nosotros, los socialistas, hemos de desenmascarar esa hipocresía y arrancar las falsas insignias, no para obtener una literatura y un arte desgajado de las clases (lo que no será posible hasta que exista la sociedad socialista sin clases), sino para oponer a ese arte que se pretende libre hipócritamente, estando como está ligado a la burguesía, otro verdaderamente libre, abiertamente ligada al proletariado".
Así, ya antes de la proclamación de la República Popular Rumana, en 1948, Eva Cerbu, artista muy cercana al movimiento sindical comunista (en 1947 ya había participado en una exposición organizada por el movimiento obrero), plasma en su creación artística la intención de construir nueva realidad social, en la que el objetivo del arte ya había dejado de ser el de que lo comprara el corrupto burgués, la iglesia, o el aristócrata, a los que el trabajo manual repugnaba, sino que su destinatario era el trabajador, que se había convertido, al menos en la teoría, en el centro de todo el sistema, y cuyo desarrollo integral pasa a ser el principal objetivo de la cultura, la educación y, por supuesto, la economia.
Así que el arte socialista, como el de Cerbu, ya no se pliega a los gustos de la minoría pudiente, y el artista no busca simplemente enriquecerse con lo que les sobra al burgués y al aristocrata del botín extraído del trabajo de los demás, sino que se imbrica en un teórico nuevo sistema de valores, en el que la explotación del hombre por el hombre no se concibe, y en el que los que crean la riqueza no son considerados con desprecio por sus parásitos, sino que se han convertido en el origen y el fin de todo el sistema productivo.
¡A la fábrica! |
"Cocina colectiva" |
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