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55 AÑOS DEL "DOCUMENTO DE LOS 16 PUNTOS" DEL PARTIDO COMUNISTA DE CHINA SOBRE LA REVOLUCIÓN CULTURAL

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Decisión del Comité Central del Partido Comunista de China sobre la Gran Revolución Cultural Proletaria

(Documento de los '16 Puntos')

La XI Sesión Plenaria del VIII Comité Central del Partido Comunista, presidida por Mao, se celebró en Pekín entre el 1 y 12 de agosto de 1966.

El 8 de agosto, la Sesión Plenaria adoptó la “Decisión del Comité Central del Partido Comunista de China sobre la Gran Revolución Cultural Proletaria” y en la reunión de clausura, el 12 de agosto, publicó el “Comunicado de la XI Sesión Plenaria del Comité Central elegido en el VIII Congreso Nacional del Partido Comunista de China”.

En China suele llamarse esta decisión “los dieciséis puntos”. Se analizaba en ella la evolución de la nueva etapa revolucionaria y se enumeraban las razones fundamentales de la revolución, sus principales objetivos, sus principales blancos y métodos eficaces para llevarla a cabo. Es la decisión un documento programático fundamental de la Revolución Cultural, y en él se exponen los principios y políticas del partido para esa revolución. Sus fases sucesivas –desde el llamado a la opinión publica y la movilización total de las masas para derribar a “los personajes importantes del Partido que han tomado la ruta del capitalismo” hasta la formación de un nuevo Comité Revolucionario- fueron sistemáticamente expuestas en dicha decisión con cita de documentos en su apoyo.

Esta circular es el inicio oficial de la Revolución Cultural y un llamamiento a todo el Partido Comunista Chino a promoverla con audacia.

Los 16 puntos son la línea de la Revolución Cultural donde se establecen los objetivos y los blancos; los medios y los métodos; los amigos y los enemigos y la forma de tratar a unos y a otros.

DECISIÓN DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CHINA SOBRE LA GRAN REVOLUCIÓN CULTURAL PROLETARIA

1.
Nueva etapa de la revolución socialista

La gran Revolución Cultural proletaria que se desenvuelve actualmente, una gran revolución que llega al alma misma de la gente, representa una nueva etapa, aún más profunda y más amplia, en el desarrollo de la revolución socialista de nuestro país.

En la X Sesión Plenaria del Comité Central elegido en el VIII Congreso del Partido, el camarada Mao Tse-tung dijo: "Para derrocar el Poder político, es siempre necesario ante todo crear la opinión pública y trabajar en el terreno ideológico. Así proceden las clases revolucionarias, y así también lo hacen las clases contrarrevolucionarias". La práctica ha demostrado como totalmente correcta esta tesis del camarada Mao Tse-tung.

Aunque derrocada, la burguesía todavía trata de valerse de las viejas ideas, cultura, hábitos y costumbres de las clases explotadoras para corromper a las masas y conquistar la mente del pueblo en su esfuerzo por restaurar su poder. El proletariado debe hacer exactamente lo contrario: debe propinar golpes despiadados y frontales a todos los desafíos de la burguesía en el dominio ideológico y cambiar la fisonomía espiritual de toda la sociedad utilizando sus propias nuevas ideas, cultura, hábitos y costumbres. Nuestro objetivo actual es aplastar, mediante la lucha, a los que ocupan puestos dirigentes y siguen el camino capitalista, criticar y repudiar a las “autoridades” reaccionarias burguesas en el campo académico, criticar y repudiar la ideología de la burguesía y demás clases explotadoras, y transformar la educación, la literatura y el arte y los demás dominios de la superestructura que no corresponden a la base económica del socialismo, a fin de facilitar la consolidación y el desarrollo del sistema socialista.

2.
Corriente principal y zigzags

Las amplias masas de obreros, campesinos, soldados, intelectuales revolucionarios y cuadros revolucionarios constituyen la fuerza principal en esta gran Revolución Cultural. Un gran número de jóvenes revolucionarios, antes desconocidos, se han convertido en valientes desbrozadores de caminos. Actúan con firmeza, vigor e inteligencia. Por medio de dazibao y de grandes debates, exponen franca y plenamente sus opiniones, denuncian y critican en profundidad, y lanzan resueltos ataques contra los representantes abiertos u ocultos de la burguesía. En el curso de semejante gran movimiento revolucionario, es inevitable que ellos muestren tales o cuales defectos, pero su orientación revolucionaria fundamental ha sido siempre correcta. Esta es la corriente principal de la gran Revolución Cultural proletaria y prosigue su avance.

La Revolución Cultural, por ser una revolución, encuentra inevitablemente resistencia. Esta resistencia proviene principalmente, de aquellas personas infiltradas en el Partido que ocupan puestos dirigentes y siguen el camino capitalista. También proviene de la vieja fuerza de la costumbre de la sociedad. En la actualidad, esta resistencia es todavía bastante fuerte y tenaz. Sin embargo, la gran Revolución Cultural proletaria es, después de todo, la tendencia general e irresistible. Muchos hechos demuestran que tal resistencia se desmoronará rápidamente una vez que las masas populares sean plenamente movilizadas.

Debido a esta resistencia relativamente fuerte, la lucha experimentará altibajos e incluso repetidos altibajos. Esto no tiene nada de perjudicial. Templará al proletariado, a las demás masas trabajadoras y especialmente a la joven generación, les proporcionará experiencias y lecciones, y les hará comprender que el camino revolucionario es zigzagueante y no llano.

3.
Poner en primer lugar el “atreverse” y movilizar audazmente a las masas

El desenlace de esta gran Revolución Cultural depende de si la dirección del Partido se atreve o no a movilizar audazmente a las masas. Actualmente, las organizaciones del Partido a los diversos niveles pueden dividirse en cuatro categorías según como dirijan la Revolución Cultural.

1. Hay organizaciones del Partido cuyos responsables se colocan a la vanguardia del movimiento y se atreven a movilizar con audacia a las masas. Ellos ponen en primer lugar el “atreverse”, son intrépidos combatientes comunistas y buenos discípulos del Presidente Mao. Estimulan el uso de los dazibao y los grandes debates. Animan a las masas a desenmascarar a los monstruos de toda clase y también a criticar los defectos y errores en el propio trabajo de ellos. Semejante dirección correcta es el resultado de dar prominencia a la política proletaria y poner al frente el pensamiento de Mao Tse-tung.

2. Los responsables de numerosas organizaciones tienen una comprensión muy pobre de la tarea de dirección en esta gran lucha, su dirección está lejos de ser concienzuda y eficaz, y en consecuencia, se encuentran en una situación débil y de incompetencia. En ellos, el “temor” prima sobre todo; se aferran a los reglamentos y fórmulas anticuados y no están dispuestos a romper con las prácticas convencionales ni a avanzar. Han sido sorprendidos por el nuevo orden revolucionario de las masas y, como resultado de ello, su dirección ha quedado a la zaga de la situación, a la zaga de las masas.

3. En algunas organizaciones, los responsables que han cometido errores de uno u otro tipo, dan prominencia en aún mayor grado a su “temor” y tienen miedo a que las masas les pillen sus faltas. En realidad, si ellos hacen una autocrítica seria y aceptan las críticas de las masas, el partido y las masas los sabrán comprender. Pero si ellos no lo hacen así, cometerán nuevos errores y se convertirán en obstáculos para el movimiento de masas.

4. Algunas organizaciones se hallan controladas por aquellas personas infiltradas en el Partido que ocupan puestos dirigentes y siguen el camino capitalista. Estos individuos tienen un miedo cerval a que las masas los desenmascaren y, por tanto, recurren a todos los pretextos posibles para reprimir el movimiento de masas. Acuden a tácticas tales como desviar la dirección del ataque y llamar negro a lo blanco con el intento de descarrilar el movimiento. Cuando se ven muy aislados y ya no pueden seguir manteniéndose, traman nuevas intrigas, lanzan ataques solapados, difunden falsos rumores y hacen lo imposible para borrar la distinción entre la revolución y la contrarrevolución a fin de atacar a los revolucionarios.

Lo que el Comité Central del Partido exige de los comités del partido a todos los niveles es que persistan en ejercer una dirección acertada; pongan en primer lugar el “atreverse”; movilicen audazmente a las masas; cambien la situación de debilidad e incompetencia allí donde exista; estimulen a aquellos camaradas que han cometido errores pero que están dispuestos a corregirlos, a que desechen sus rémoras mentales y se incorporen a la lucha; y destituyan de sus cargos a aquellas personas que ocupan puestos dirigentes y siguen el camino capitalista, reconquistando la dirección para colocarla de nuevo en manos de los revolucionarios proletarios.

4.
Dejar que las masas se eduquen a sí mismas en el movimiento

En la gran Revolución Cultural proletaria, sólo se puede adoptar el método de dejar que las masas se liberen a sí mismas, y no el de manejar todos los asuntos en su nombre.

Hay que confiar en las masas, apoyarse en ellas y respetar su iniciativa. Hay que desechar el “temor”. No se debe temer que se den casos de desorden. El presidente Mao nos ha dicho frecuentemente que la revolución no puede ser tan fina, tan moderada, amable, cortés, restringida y magnánima. Hay que dejar que las masas se eduquen a sí mismas en este gran movimiento revolucionario y aprender a distinguir entre lo justo y lo erróneo, entre la forma correcta de proceder y la incorrecta.

Es necesario lograr una plena y franca exposición de opiniones haciendo pleno uso de los dazibao y de los grandes debates, de modo que las masas clarifiquen los puntos de vista correctos, critiquen los erróneos y desenmascaren todos los monstruos. De esta manera, las amplias masas podrán, en el curso de la lucha, elevar su nivel de conciencia política, incrementar su capacidad, distinguir entre lo justo y lo erróneo y trazar una clara línea de demarcación entre los enemigos y los propios.

5.
Aplicar firmemente la línea de clase del Partido

¿Quiénes son nuestros enemigos? ¿Quiénes son nuestros amigos? Esta es una cuestión primordial para la revolución y es también una cuestión primordial para la gran Revolución Cultural. La dirección del Partido debe saber descubrir a la izquierda, desarrollar y engrosar las filas de ésta y apoyarse resueltamente en la izquierda revolucionaria. Sólo de este modo será posible, en el curso del movimiento, aislar totalmente a los derechistas más reaccionarios, ganarse a los elementos intermedios, unirse con la gran mayoría y lograr, hacia el final del movimiento, unir a más del noventa y cinco por ciento de las masas.

Hay que concentrar todas las fuerzas para asestar golpes al puñado de derechistas burgueses ultrareaccionarios y de revisionistas contrarrevolucionarios, y desenmascarar y criticar plenamente sus crímenes contra el Partido, el socialismo y el pensamiento de Mao Tse-tung, al fin de aislarlos al máximo.

El blanco principal del movimiento actual son aquellos elementos en el seno del Partido que ocupan puestos dirigentes y siguen el camino capitalista. Hay que poner cuidado en distinguir estrictamente a los derechistas antiPartido de aquellos que apoyan y defienden el Partido y el socialismo, pero que han dicho o hecho algo erróneo, o han escrito malos artículos u obras.

Hay que poner cuidado en distinguir estrictamente a los tiranuelos de academia y “autoridades” reaccionarios burgueses de aquellas personas que tienen ideas académicas burguesas ordinarias.

6.
Acertada solución de las contradicciones en el seno del pueblo

Hay que hacer una estricta distinción entre los dos diferentes tipos de contradicciones: las contradicciones en el seno del pueblo y las contradicciones entre nosotros y el enemigo. No hay que tratar las contradicciones en el seno del pueblo como las existentes entre nosotros y el enemigo, ni tratar las contradicciones entre nosotros y el enemigo como aquellas en el seno del pueblo.

Es normal que existan opiniones distintas entre las masas populares. La contienda entre opiniones diferentes es inevitable, necesaria y provechosa. En el curso del debate normal y exhaustivo, las masas populares afirmarán lo justo, corregirán lo erróneo y llegarán paso a paso a la unanimidad de criterio.

En el curso de los debates, se debe adoptar el método de presentar los hechos, argumentar y persuadir a otros por medio del razonamiento. Es inadmisible forzar a someterse a la minoría que sostiene puntos de vista diferentes. La minoría debe ser protegida porque a veces la verdad está con ella. Incluso si la minoría tiene puntos de vista equivocados, se le debe permitir defenderse y reservarse sus opiniones.

Durante el debate, se debe de recurrir al razonamiento y no a la coacción o a la fuerza.

En el curso de los debates, todos los revolucionarios deben saber reflexionar por su propia cuenta y desarrollar el espíritu comunista de pensar con audacia, hablar con audacia y actuar con audacia. A condición de que marchen en la misma orientación general, los camaradas revolucionarios deben evitar todo debate interminable sobre problemas secundarios, con miras a fortalecer la unidad.

7.
Alerta contra aquellos que combaten a las masas revolucionarias tildándolas de “contrarrevolucionarias”

Los dirigentes de algunas escuelas, entidades y equipos de trabajo han organizado contraataques a las masas que les criticaron en sus dazibao. Han formulado incluso consignas como “oponerse a los dirigentes de una entidad o de un equipo de trabajo es oponerse al Comité Central del Partido y al socialismo, es contrarrevolucionario”. De este modo, sus golpes recaerán inevitablemente sobre algunos auténticos activistas revolucionarios. Esto constituye un error de orientación y de línea, y es absolutamente inadmisible.

Cierto número de personas con graves errores ideológicos y, en particular, algunos derechistas antipartido y antisocialistas, aprovechándose de ciertos defectos y errores surgidos en el movimiento de masas, difunden falsos rumores y chismes y se entregan a la demagogia, tildando deliberadamente de “contrarrevolucionarios” a componentes de las masas. Es preciso precaverse de los rateros de este tipo y denunciar a tiempo sus tretas.

Excepto los casos de contrarrevolucionarios activos sobre los que exista clara evidencia de asesinato, incendio, envenenamiento, sabotaje, robo de secretos de Estado, quienes deben de ser tratados de acuerdo a la ley, no se tomarán medidas contra secundarias y primarias por problemas surgidos en el curso del movimiento. Para evitar que la lucha se desvíe de su objetivo principal, queda prohibido, cualquiera que sea el pretexto, incitar a las masas o a los estudiantes a luchar entre sí; incluso en lo que se refiere a los verdaderos derechistas, sus casos deben ser tratados en una etapa posterior del movimiento según la situación de cada uno.

8.
Sobre los cuadros

Los cuadros pueden clasificarse, en líneas generales, en las siguientes cuatro categorías:

1. Buenos.

2. Relativamente buenos.

3. Aquellos que han cometido graves errores pero que aún no son derechistas antipartido y antisocialistas.

4. El reducido número de derechistas antiPartido y antisocialistas.

En circunstancias ordinarias, las primeras dos categorías (buenos y relativamente buenos) constituyen la gran mayoría. A los derechistas antiPartido y antisocialistas hay que desenmascararlos a fondo, derribarlos, aplastarlos, desacreditarlos completamente y eliminar su influencia. Al mismo tiempo, se les debe dar una salida de modo que puedan iniciar una nueva vida.

9.
Grupos, comités y congresos de la Revolución Cultural

En la gran Revolución Cultural proletaria han comenzado a surgir muchas cosas nuevas. Los grupos y comités de la Revolución Cultural y otras formas de organización creadas por las masas en numerosas escuelas y entidades de son cosas nuevas de gran importancia histórica.

Los grupos, comités y congresos de la Revolución Cultural son las mejores formas nuevas de organización mediante las cuales las masas se educan a sí mismas bajo la dirección del Partido Comunista. Constituyen el mejor puente por medio del cual nuestro Partido se mantiene en estrecho contacto con las masas. Son órganos del poder de la Revolución Cultural Proletaria.

La lucha que sostiene el proletariado contra la vieja ideología, cultura, hábitos y costumbres legados a lo largo de miles de años por todas las clases explotadoras, se prolongará por un periodo muy, muy largo. Por lo tanto, los grupos, comités y congresos de la Revolución Cultural no deben ser organizaciones provisionales, sino organizaciones de masas permanentes y duraderas. Son adecuadas no solo para las escuelas y las instituciones, sino en lo fundamental también para las fábricas, minas y otras empresas, para los barrios y aldeas.

Es necesario practicar un sistema de elecciones generales, semejante al de la Comuna de París, para elegir a los miembros de los grupos y comités de la Revolución Cultural y a los delegados a los congresos de la Revolución Cultural. Las listas de candidatos deben de ser presentadas por las masas revolucionarias después de ruegos y discusiones, y las elecciones celebradas después de que las masas hayan discutido las listas una y otra vez.

Las masas pueden criticar en cualquier momento a los miembros de los grupos y comités de la Revolución Cultural y a los delegados electos a los congresos de la Revolución Cultural. Si estos miembros o delegados muestran ser incompetentes, pueden ser sustituidos mediante elecciones o destituidos por las masas después de discutirlo.

Los grupos, comités y congresos de la Revolución Cultural en los centros docentes deben de estar compuestos principalmente por estudiantes revolucionarios. Al mismo tiempo, deben incluir a un cierto número de representante de los profesores y empleados revolucionarios.

10.
Reforma educacional

Es una tarea de suma importancia en la gran Revolución Cultural proletaria transformar el antiguo sistema educacional y los antiguos principios y métodos de enseñanza.

En esta gran Revolución Cultural hay que acabar totalmente con la dominación de los intelectuales burgueses sobre nuestros centros docentes.

La política formulada por el camarada Mao Tse-tung de que la enseñanza debe servir a la política proletaria y combinarse con el trabajo productivo tienen que aplicarse en todo tipo de escuelas, para que todos los que reciben educación se desarrollen, moral, intelectual y físicamente y lleguen a ser trabajadores cultos y con conciencia socialista.

El periodo de estudios debe acortarse. Las asignaturas deben ser menos y mejores. El material de enseñanza debe ser cabalmente transformado. En algunos casos comenzando por simplificar el material complicado. La tarea principal de los estudiantes es estudiar, pero deben de aprender también otras cosas. Es decir, no sólo deben de estudiar los libros, sino que aprender el trabajo industrial, la agricultura y los asuntos militares y, cuando se presente el caso, tomar parte en la lucha de la Revolución Cultural para criticar a la burguesía.

11.
La cuestión de criticar por el nombre en la prensa

En el curso del movimiento revolucionario cultural de las masas, la crítica de las ideologías burguesa y feudal debe ser muy bien combinadas con la difusión de la concepción proletaria del mundo y del marxismo-leninismo, el pensamiento de Mao Tse-tung.

Se debe organizar la crítica de los representantes típicos de la burguesía que se han infiltrado en el partido, y a las típicas “autoridades” reaccionarias burguesas en los campos académicos, incluyendo a todo tipo de puntos de vista reaccionarios en la filosofía, la historia, la economía política y la pedagogía, en las obras y teorías literarias y artísticas, las teorías de las ciencias naturales, así como en otros campos.

La crítica a una persona por su nombre en la prensa debe ser decidida, después de una discusión, por el comité del Partido al nivel correspondiente, o en algunos casos, sometida a la aprobación del comité del Partido al nivel superior.

12.
La política hacia los científicos, técnicos y personal en general

En el movimiento actual debe seguir aplicándose la política de “unidad, crítica, unidad” hacia los científicos, técnicos y personal en general, siempre que sean patriotas, trabajen con energía, no se opongan al Partido ni al socialismo, y no mantengan relaciones ilícitas con ningún país extranjero. Hay que proteger a los hombres de ciencia y al personal científico y técnico que han hecho contribuciones. Se debe ayudarles a transformar gradualmente su concepción del mundo y su estilo de trabajo.

13.
La cuestión de tomar medidas para la combinación con el movimiento de educación socialista en la ciudad y el campo

Las instituciones culturales y educacionales y los organismos dirigentes del Partido y del Gobierno en las ciudades grandes y medianas son los puntos focales de la actual Revolución Cultural proletaria.

La gran Revolución Cultural ha enriquecido el movimiento de educación socialista en la ciudad y el campo y lo ha llevado a un nivel más alto. Hay que realizar aquella en combinación con este último. Las diversas regiones y departamentos pueden tomar medidas a este respecto a la luz de las condiciones específicas.

En aquellas zonas rurales y empresas urbanas donde se está desarrollando el movimiento de educación socialista, éste no debe ser perturbado y debe proseguir de acuerdo con los planes originales si estos son adecuados y el movimiento marcha bien.

Sin embargo, las cuestiones planteadas en la actual gran Revolución Cultural proletaria deben ser sometidas, en el momento apropiado, a la discusión de las masas, a fin de promover aún más vigorosamente la ideología proletaria y a erradicar la ideología burguesa.

En algunos lugares se toma la gran Revolución Cultural proletaria como centro para impulsar el movimiento de educación socialista y realizar una limpieza en los terrenos político, ideológico, organizativo y económico. Se puede proceder de esta manera donde el comité del Partido lo considere adecuado.

14.
Empeñarse en la revolución y promover la producción

La gran Revolución Cultural proletaria tiene por objeto hacer más revolucionaria la conciencia del hombre, lo que permitirá conseguir más rápidos, mejores y más económicos resultados en todos los campos de nuestro trabajo. Si las masas populares son plenamente movilizadas y se hacen arreglos adecuados, es posible llevar a cabo tanto la Revolución Cultural como la producción sin que sea afectada ni la una ni la otra, y garantizar una elevada calidad en todo nuestro trabajo.

La gran Revolución Cultural proletaria es una poderosa fuerza motriz para el desarrollo de las fuerzas productivas sociales en nuestro país. Es incorrecto todo punto de vista que contraponga la gran Revolución Cultural al desarrollo de la producción.

15.
Las fuerzas armadas

En las fuerzas armadas, la Revolución Cultural y el movimiento de educación socialista deben realizarse con arreglo a las instrucciones de la Comisión Militar del Comité Central del Partido y del Departamento Político General del Ejercito Popular de Liberación.

16.
El pensamiento de Mao Tse-tung es la guía para la acción en la gran Revolución Cultural proletaria

En la gran Revolución Cultural proletaria es indispensable mantener en alto la gran bandera roja del pensamiento de Mao Tse-tung y poner en el puesto de mando la política proletaria. Debe ser impulsado adelante entre las amplias masas de obreros, campesinos y soldados y de cuadros intelectuales, y debe tomarse el pensamiento de Mao Tse-tung como guía para la acción en la Revolución Cultural.

En esta gran revolución cultural tan compleja, los comités del Partido a todos los niveles tienen mayor necesidad de estudiar y aplicar concienzuda y creadoramente los escritos del Presidente Mao. En particular, deben estudiar repetidamente las obras del Presidente Mao referentes a la Revolución Cultural y los métodos de dirección del Partido, tales como “Sobre la nueva democracia”, “Charlas en el Foro de Yenán sobre Literatura y Arte”, “Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo”, “Discurso ante la Conferencia Nacional del Partido Comunista de China sobre el Trabajo de Propaganda”, “Acerca de algunos problemas de los métodos de dirección” y “Métodos de trabajo de los comités del Partido”.

Los comités del Partido a todos los niveles deben atenerse a las directivas dadas por el Presidente Mao a lo largo de los años, aplicar cabalmente la línea “de las masas a las masas” y ser alumnos de las masas antes de convertirse en sus maestros. Deben esforzarse por evitar la unilateralidad y estrechez de miras. Deben promover la dialéctica materialista y oponerse a la metafísica y el escolasticismo.

Bajo la dirección del Comité Central del Partido encabezado por el camarada Mao Tse-tung, la gran Revolución Cultural proletaria logrará sin duda una brillante victoria.

Escrito: En 1966.
Primera publicación:Bandera Roja, No. 10, 1966; Pekín Informa, No. 34, 24 de agosto de 1966.
Versión Dígital: Frente Revolucionario del Pueblo - Marxista-Leninista-Maoísta de Bolivia.
Fuente de esta edición: Marxists Internet Archive, 1 de junio de 2007.


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