Trabajadora
Kasemir Malevich
1933
Oleo sobre lienzo
70 x 58 cm
Museo Ruso de San Petersburgo
Se puede observar una creciente predilección por la figuración en los trabajos posteriores de Kazimir Malevich y, sobre todo, en sus retratos. Sus artefactos pictóricos recuerdan los frescos del Renacimiento. El artista subraya la expresión reticente de los rostros, las poses majestuosas y el gesto inusual de las manos, más típico de la representación de un santo en un icono que un autorretrato. Sin embargo, todos estos detalles son deliberados y premeditados, alejándonos de las características de una personalidad concreta hacia una imagen generalizada y sintética.