Título original: Companys, procés a Catalunya
Año: 1979
Duración: 125 min.
País: España
Dirección: Josep Maria Forn
Guión: Josep Maria Forn, Antoni Freixas, Ferran Llagostera
Música: Manuel Valls Gorina
Fotografía: Cecilio Paniagua
Reparto: Luis Iriondo, Marta Angelat, Montserrat Carulla, Xabier Elorriaga, Pau Garsaball, Agustín González, Alfred Lucchetti, Marta May, Biel Moll, Ovidi Montllor, Conrado Tortosa 'Pipper', Rafael Anglada, Carlos Lasarte, Loles León, José Lifante, Juanjo Puigcorbé, Fernando Ulloa
Sinopsis: Los restos del ejército republicano cruzan la frontera francesa. Entre los exiliados están Lluis Companys, presidente del Gobierno catalán, y Aguirre, presidente del Gobierno vasco. Tras la invasión de Francia por las tropas alemanas, la Gestapo entrega a Companys al gobierno de Franco. Conducido por el Conde de Mayalde es trasladado a Madrid y posteriormente a Barcelona. Tras un juicio sumarísimo, es condenado a muerte y fusilado.
“Companys, procés a Catalunya” está dirigida por Josep Maria Forn (“El coronel Macià”, “14 d’abril, Macià contra Companys”) y protagonizada por Luís Iriondo como Lluís Companys i Jover.
La película narra el último año y medio de vida del President de la Generalitat de Catalunya Lluís Companys i Jover, desde que tuviera que huir al exilio en enero de 1939 por el avance de las tropas franquistas que hostigaban Barcelona, pasando por su detención por la gestapo sin que el régimen nazi respetara el hecho de que era un refugiado político exiliado en la Francia de Vichy, y hasta que Franco lo manda fusilar en el Castell de Montjuïc sin respetar que era un presidente electo no destituido y que por tanto su ejecución era un crimen político que violaba todos los tratados internacionales de derechos humanos habidos y por haber. La ejecución no sólo fue un crimen contra un hombre, no sólo fue un crimen contra el presidente de una nación histórica, fue un crimen contra Catalunya, una injusticia histórica que aún queda impune.
La película, rodada mayormente en catalán, pero con algunas escenas habladas en castellano, muestra muchas escenas donde se aprecia el buen hacer de Forn para la planificación de la imagen, la composición visual y los valores de plano; como por ejemplo la farsa de juicio contra Lluís Companys y la posterior “deliberación” del jurado, la escena en el Palau de la Música Catalana con los estándares nazis de la esvástica colgando del escenario, el plano dónde el general golpista Francisco Franco deniega la petición de clemencia, o los flashbacks mostrando a Companys en varios momentos de su vida política, como sus discursos en el Palau de la Generalitat, el Parlament de Catalunya y el Congreso de los Diputados.
La trama secundaria del rescate de Companys para sacarlo de su calabozo en el Castell de Montjuïc hace decaer el ritmo del relato pues, en comparación, no atrae tanto el interés del espectador.
Siendo esta la segunda “superproducción” catalana desde el comienzo de la transición (la primera fue “Terra cremada”, 1976), resulta meritorio que se consiguiera sacar adelante y finalizar esta producción, teniendo en cuenta que aún quedaban reductos del franquismo, tanto en la sociedad civil como en la política.
Muchos acusan a la película de maquineista por hacer un retrato martírico de Companys, aduciendo que se priva de mostrar los errores que cometió. Seguro que también cometió errores Salvador Allende, y que si se hiciera una película sobre sus últimos años de vida se daría más importancia a su resistencia en el palacio de La Moneda y su asesinato. Lluís Companys fue ejecutado por oponerse y enfrentarse a la rebelión militar, por ser el President de la Generalitat de Catalunya y para reprimir a Catalunya, y eso no es inventado.
“Companys, procés a Catalunya” no resulta una película maquineista, pues simplemente retrata unos hechos que ocurrieron de verdad. No hay tergiversación histórica. Lo único que no se corresponde con la realidad, que es inventado, y eso lo admite el propio director del film, es el personaje del juez que muestra dudas en la deliberación sobre la sentencia de muerte a Companys. Esa es la única libertad que Josep Maria Forn se permite en cuanto a cambiar los hecho, cambio necesario para generar conflicto y mantener el interés del espectador.
Cabe destacar la extraordinaria, magnífica, excelente, increíble, memorable e inmejorable interpretación del actor protagonista, Luís Iriondo, como Lluís Companys. Iriondo, que de hecho no era actor, ni siquiera es catalán, sino vasco, fue escogido para este papel por su asombroso parecido con Companys. Aun así, en esta película, Iriondo realiza una de las mejores interpretaciones de la historia del cine. Iriondo consigue mimetizarse en Lluís Companys, al ver la película el espectador no tiene la sensación de estar viendo a un actori haciendo de Lluís Companys, tiene la sensación de estar viendo a Lluís Companys. Los gestos, los movimientos corporales, el calco físico y facial del actor con el personaje, el extraordinario catalán del actor a pesar de ser vasco, y su acento catalán… ni siquiera Daniel Day-Lewis podría haber hecho mejor de Lluís Companys.
“Companys, procés a Catalunya” es una buena película en la que se narra una parte de la historia que será recordada en la infamia, pero que no deja de ser historia.
Crítica de Albert Graells (Fuente: Dragster Wave)
Año: 1979
Duración: 125 min.
País: España
Dirección: Josep Maria Forn
Guión: Josep Maria Forn, Antoni Freixas, Ferran Llagostera
Música: Manuel Valls Gorina
Fotografía: Cecilio Paniagua
Reparto: Luis Iriondo, Marta Angelat, Montserrat Carulla, Xabier Elorriaga, Pau Garsaball, Agustín González, Alfred Lucchetti, Marta May, Biel Moll, Ovidi Montllor, Conrado Tortosa 'Pipper', Rafael Anglada, Carlos Lasarte, Loles León, José Lifante, Juanjo Puigcorbé, Fernando Ulloa
Sinopsis: Los restos del ejército republicano cruzan la frontera francesa. Entre los exiliados están Lluis Companys, presidente del Gobierno catalán, y Aguirre, presidente del Gobierno vasco. Tras la invasión de Francia por las tropas alemanas, la Gestapo entrega a Companys al gobierno de Franco. Conducido por el Conde de Mayalde es trasladado a Madrid y posteriormente a Barcelona. Tras un juicio sumarísimo, es condenado a muerte y fusilado.
“Companys, procés a Catalunya” está dirigida por Josep Maria Forn (“El coronel Macià”, “14 d’abril, Macià contra Companys”) y protagonizada por Luís Iriondo como Lluís Companys i Jover.
La película narra el último año y medio de vida del President de la Generalitat de Catalunya Lluís Companys i Jover, desde que tuviera que huir al exilio en enero de 1939 por el avance de las tropas franquistas que hostigaban Barcelona, pasando por su detención por la gestapo sin que el régimen nazi respetara el hecho de que era un refugiado político exiliado en la Francia de Vichy, y hasta que Franco lo manda fusilar en el Castell de Montjuïc sin respetar que era un presidente electo no destituido y que por tanto su ejecución era un crimen político que violaba todos los tratados internacionales de derechos humanos habidos y por haber. La ejecución no sólo fue un crimen contra un hombre, no sólo fue un crimen contra el presidente de una nación histórica, fue un crimen contra Catalunya, una injusticia histórica que aún queda impune.
La película, rodada mayormente en catalán, pero con algunas escenas habladas en castellano, muestra muchas escenas donde se aprecia el buen hacer de Forn para la planificación de la imagen, la composición visual y los valores de plano; como por ejemplo la farsa de juicio contra Lluís Companys y la posterior “deliberación” del jurado, la escena en el Palau de la Música Catalana con los estándares nazis de la esvástica colgando del escenario, el plano dónde el general golpista Francisco Franco deniega la petición de clemencia, o los flashbacks mostrando a Companys en varios momentos de su vida política, como sus discursos en el Palau de la Generalitat, el Parlament de Catalunya y el Congreso de los Diputados.
La trama secundaria del rescate de Companys para sacarlo de su calabozo en el Castell de Montjuïc hace decaer el ritmo del relato pues, en comparación, no atrae tanto el interés del espectador.
Siendo esta la segunda “superproducción” catalana desde el comienzo de la transición (la primera fue “Terra cremada”, 1976), resulta meritorio que se consiguiera sacar adelante y finalizar esta producción, teniendo en cuenta que aún quedaban reductos del franquismo, tanto en la sociedad civil como en la política.
Muchos acusan a la película de maquineista por hacer un retrato martírico de Companys, aduciendo que se priva de mostrar los errores que cometió. Seguro que también cometió errores Salvador Allende, y que si se hiciera una película sobre sus últimos años de vida se daría más importancia a su resistencia en el palacio de La Moneda y su asesinato. Lluís Companys fue ejecutado por oponerse y enfrentarse a la rebelión militar, por ser el President de la Generalitat de Catalunya y para reprimir a Catalunya, y eso no es inventado.
“Companys, procés a Catalunya” no resulta una película maquineista, pues simplemente retrata unos hechos que ocurrieron de verdad. No hay tergiversación histórica. Lo único que no se corresponde con la realidad, que es inventado, y eso lo admite el propio director del film, es el personaje del juez que muestra dudas en la deliberación sobre la sentencia de muerte a Companys. Esa es la única libertad que Josep Maria Forn se permite en cuanto a cambiar los hecho, cambio necesario para generar conflicto y mantener el interés del espectador.
Cabe destacar la extraordinaria, magnífica, excelente, increíble, memorable e inmejorable interpretación del actor protagonista, Luís Iriondo, como Lluís Companys. Iriondo, que de hecho no era actor, ni siquiera es catalán, sino vasco, fue escogido para este papel por su asombroso parecido con Companys. Aun así, en esta película, Iriondo realiza una de las mejores interpretaciones de la historia del cine. Iriondo consigue mimetizarse en Lluís Companys, al ver la película el espectador no tiene la sensación de estar viendo a un actori haciendo de Lluís Companys, tiene la sensación de estar viendo a Lluís Companys. Los gestos, los movimientos corporales, el calco físico y facial del actor con el personaje, el extraordinario catalán del actor a pesar de ser vasco, y su acento catalán… ni siquiera Daniel Day-Lewis podría haber hecho mejor de Lluís Companys.
“Companys, procés a Catalunya” es una buena película en la que se narra una parte de la historia que será recordada en la infamia, pero que no deja de ser historia.
Crítica de Albert Graells (Fuente: Dragster Wave)