Eclipse de sol
George Grosz
1926
Óleo sobre lienzo
81 x 71
The Hecksche Museum of art. Nueva York.
Se trata de una obra en la que podemos apreciar, además de la estética inconfundible de su pintura, sus ideas sobre la sociedad de la época en la que le tocó vivir: la Alemania de la República de Weimar.
Grosz recogió en su obra con especial crudeza la tragedia de la alemania de entreguerras, en la que los mutilados de guerra conviven con la dura crisis económica y el brutal ascenso del nazismo. Supo representar como nadie esa corrupción de las altas esferas alemanas, que alternó con representaciones callejeras, fiestas burguesas e incluso en escenas eróticas derivadas de la depravación de esa sociedad.
La obra representa alguna de las cuestiones que estuvieron presentes en su obra más destacada de esta época y hace referencia a su crítica de una organización social en la que el ejército y los capitalistas dictan las normas de lo que se tiene que hacer, mientras el pueblo obedece y asume como necesarias para que exista una relativa paz social.
En este caso representa al pueblo como un asno subido a una mesa comiendo lo que los ricos y poderosos le han puesto delante, en relación a las leyes y organización social.
Poder y codicia están muy presentes en la obra, a través del personaje central que parece ser un líder al que el hombre de la chistera susurra al oído lo que quiere que haga para someter a los ciudadanos a sus normas, que además van a hacerlos ricos a ambos, tal y como trata de simbolizar en el eclipse solar, motivo principal del cuadro, con el símbolo del dólar en su interior.
Sentados a la mesa con el líder vemos a una serie de hombres que representa sin cabeza, que identificamos con sus seguidores, sin cabeza y sin alma sometidos, al igual que el pueblo, a la voluntad del personaje principal y de las élites económicas que la condicionan.
Fuente: Tuitearte