Honoré Daumier
El levantamiento
c. 1860
Oleo sobre lienzo
87´6 x 113 cm
Colección Philips, Washington, D.C.
El grito ardiente de un joven sobresale de la masa oscura reclamando la tan ansiada justicia social. Su camisa blanca sirve de luminoso contraste para resaltar sobre sus compañeros que, abigarrados, sirviendo de tenebroso telón de fondo, siguen el reivindicativo puño alzado del líder del levantamiento.
El levantamiento fue realizado por Honoré Daumier en el año 1848. Una fecha emblemática que por sí misma puede dar pleno significado a este óleo sobre lienzo que en la actualidad se conserva en la colección Phillips, en Washington D.C. (Estados Unidos). Aunque Daumier fue ante todo un reconocido caricaturista y grabador especializado en hábiles sátiras políticas que en muchas ocasiones le ocasionaron más de un problema con los poderes políticos, al final de su vida se decantó por la pintura. No tanto porque hubiese hallado unas especiales cualidades estéticas en esta técnica, sino porque su ya cansada vista no le permitía trabajar adecuadamente el grabado.
Daumier se inscribe dentro del movimiento pictórico del Realismo francés. Herederos de un Romanticismo ya caduco, los realistas franceses, con Courbet a la cabeza, comprenden la capacidad política del arte. No sólo se comprometen en la plasmación de la realidad tal como es, además se entregan al arte con un claro compromiso moral y político. Daumier ya había hecho gala fervientemente de sus posturas políticas a través de sus múltiples caricaturas y grabados. Ahora la pintura le daba una oportunidad magnífica para retratar a las clases más desafortunadas, rescatando su dignidad ante un mundo cambiante y ante una historia en el que estas gentes se estaban convirtiendo en las perdedoras.
Y por eso, este cuadro puede convertirse en imagen de aquellos gritos de libertad que en 1848 sacudieron no sólo las ciudades de Francia, sino de toda Europa. Aquella “primavera de los pueblos” en que el aliento de las nuevas clases obreras y proletarias, las gentes oprimidas que habían sido apartadas de los progresos de una industrialización que se había convertido para ellos en cárcel y verdugo, infundía el temor de las clases pudientes europeas enriquecidas a costa de su sudor y su sangre.
Tomando como referencia la obra de Goya, Daumier abrió con su pintura el camino para el reciente desarrollo de los impresionismos franceses que cambiarían para siempre el desarrollo pictórico occidental. Pero, por otra parte, su gusto por el gesto individual y exagerado, a veces deformado, desarrollado especialmente en sus sátiras sociales y políticas grabadas, encontraría en la pintura un eco no muy lejano en los posteriores desarrollos de los expresionismos.
Fuente: La Liebre Muerta