La instalación, organizada por el galerista Christoph Maisenbacher, está integrada por quinientas esculturas de vinilo de un metro de altura y ocho kilos de peso que representan a Marx, dispersas en la plaza pública frente a la famosa Puerta Negra romana, emblema de la ciudad y cargada de historia.
La instalación sirve de complemento a la exposición El ícono Karl Marx. Imágenes de culto y culto de imágenes, que puede verse en el museo Simeonstift de Tréveris para celebrar también el 130 aniversario de su muerte.
Las figuras representan a Marx con su abrigo de invierno, con la mano derecha bajo el corazón, como si quisiera sacar su reloj de bolsillo o su monedero, o quizá en imitación de un gesto típico de Napoleón, y también con su sombrero en la mano, con una expresión neutral y amable en el rostro, como si saludara o sonriera ligeramente a los peatones.
La intención del artista es presentar una figura lo más real y neutral posible, sin valoración, y que se parezca a la persona que era Marx.
Hörl se siente unido al pensador por un Interés de principios.
“Es uno de los pensadores esenciales y la mente más genial del siglo XIX y con esta instalación me gustaría despertar el deseo de la gente de leer más sobre Karl Marx”, comentó.
“Concentradas en una plaza o repartidas por el espacio público mis instalaciones se convierten en obstáculos tanto visuales como físicos que pretenden desencadenar una reflexión, un momento de detención”, en una especie de comunicación del artista con la sociedad, explicó el propio Hörl.
Junto a la instalación puede visitarse un pabellón informativo levantado entre la Puerta Negra y la avenida del Norte.
Las figuras del artista, en colores rojo, naranja o negro, que se venden por un precio que oscila entre los trescientos y los quinientos euros, acompañarán durante tres semanas a todos los peatones que paseen por la Porta Negra de Tréveris o por la plaza Simenonstift, directamente frente a la casa de Marx en la calle homónima.
Hörl, conocido por sus instalaciones múltiples, “representa a un Marx real como el que puede verse en la fotografía de grupo del pabellón informativo del año 1864, en la que aparece con Friedrich Engels, sus hijas Laura, Eleanor y Jenny Marx, en Londres”, explica el curador Roland Scotti.
Y con la multiplicación sin fin de la figura de Marx el artista pretende hacer hincapié en el fuerte impacto y la presencia omnipresente de las ideas del pensador, que en vida, pero sobre todo tras su muerte, sus seguidores difundieron comprimiéndolas en ideas básicas y eslóganes convertidos casi en una religión.
Fuente: La Voz de Rusia