Marcha de los tejedores
Käthe Kollwitz
1893-1898
Grabado
Käthe Kollwitz Museum Berlin
Käthe Kollwitz estaba muy dotada para el dibujo, y su aprendizaje académico se orientó hacia la pintura; sin embargo, escogió como medio para expresarse el grabado, después de que sus lecturas al respecto le hicieran comprender que se adecuaba a las convicciones que ella tenía: en primer lugar, que el arte debe expresar ideas y hacerlo de tal forma que no distraiga la atención; en segundo lugar, que debe tratar temas que afecten a todo el mundo y en un lenguaje que sea familiar a la gente, además de por un medio accesible económicamente. Está claro que la obra seriada, el grabado, cumple estos requisitos. Así pues, buena parte de su extensa obra fue gráfica, aunque hacia el final de su vida casi sólo hizo escultura.
Su depuradísima técnica fue variando a lo largo de su vida en el sentido de buscar cada vez más una forma que le permitiese transmitir su deseo de sencillez máxima. Así, aunque comenzó haciendo aguafuerte, pasó luego a la litografía y finalmente a la xilografía. Käthe Kollwitz era una virtuosa en las técnicas que practicó, y la depuración a las que las sometió fue parte de ese virtuosismo.
Su obra gráfica se agrupa en cinco ciclos de varios grabados: Una revuelta de tejedores, La guerra campesina, Guerra, Proletariado y Muerte.
Sus dos primeros ciclos se basan en textos: ella no idea el tema sino que lo ilustra, aunque nunca ciñéndose al texto original. El primero, Una revuelta de tejedores, lo ejecutó entre 1893 y 1898. Se basa en la obra dramática de Gerhart Hauptmann Los tejedores, a cuyo estreno asistió en febrero de 1893. La obra, que fue temporalmente prohibida por las autoridades por subversiva, trata sobre la sublevación de los tejedores manuales de Silesia en 1844. Esta obra le valió la fama de defensora de los trabajadores y la incorporó a las filas de quienes creían que el arte debía ser comprometido, frente a quienes defendían el arte por el arte. En este ciclo combina naturalismo y simbolismo y su forma de proceder es académica: bocetos de cada figura, agrupación en una composición y reelaboración sobre la plancha. Su minuciosidad la lleva, además, a realizar muchas pruebas.
El éxito que tuvo entre el público y la crítica al exponer por primera vea Una revuelta de tejedores la catapultó a la fama. Sin embargo, los ministros del Káiser impidieron que se le concediese la medalla del Salón de Berlín; tampoco a Hauptmann le gustó el ciclo, puesto que consideró que la artista había desvirtuado su historia y su intención. En efecto, así es: Käthe Kollwitz no habla de una revuelta concreta sino de la intolerable situación de la clase obrera y de sus formas de protesta.
Fuente: Pensamiento Crítico