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POEMA DE KURT TUCHOLSKY EN EL 98 ANIVERSARIO DEL ASESINATO DE ROSA LUXEMBURGO Y KARL LIEBKNECHT

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NUESTROS MILITARES (1919)

Hace ya mucho tiempo, cuando yo era niño
y a la escuela, con mi morral, andaba
gritando a pulmón pleno,
el tatachín, entonces, oí de lejos.
Corrí como un demonio por el muelle,
y me planté delante del fuerte capitán
y ante los tenientes, tan finos, envarados...
Y cuando ya pasaban, con gran marcialidad,
resonando trompetas y tambores
con la impetuosa marcha de prusianos,
casi me caí al suelo de alegría.
los ojos me brillaban.
hasta el cielo llegaba
¡música militar! ¡música militar!

Y los años pasaron. lo que, entonces, un niño,
en su corazón tierno, festejaba,
con viento ruso, ahora, un joven lo veía
de cerca y con dolor.
Veía la barbarie y veía el engaño:
¡abajo la cabeza!, ¡más aun todavía!,
¡más baja la cabeza!, ¡doblar aún más la espalda!
¡Pisar y golpear la espalda ya doblada!
Los tenientes van de putas, se emborrachan, devoran.

El ser común, apenas, lo necesario comprar puede.
Sufre sudor y hambre, lo lanzan al ataque y a la marcha.
Hasta que, al fin, revienta.
Esto lo veía uno con sus ojos de fuego;
creía que el tinglado funcionar no podría
y que todo tendría, por fuerza, que acabar,
por el bien de alemania y de todos nosotros...
¡Pero, en guerra, sonaba sobre todo lamento!
¡música militar! ¡música militar!
¿Y hoy?
¡Ay, hoy! los señores de arriba
Su Pater Noske* alaban,
y requieren, de apoyo a su principio,
a los viejos tenientes sin consuelo.
Arresta, manda y hace con la gente
lo que le viene en gana.
Entonces como hoy, hoy como entonces,
si uno de ellos cae, otro de igual calaña
le suple de inmediato.
Liebknecht, igual que Vogel fueron muertos.
Pero nunca alemania castiga a tales asesinos.
¿Y qué, y qué?

Ese odio que abajo se concentra
el camino no ha aunado todavía,
mas ello ¡alguna vez ha de venir...!
Pues no todos se apagan, los fuegos que, sin llama,
en ascua ardieron bajo la ceniza.
¡Cuidado! Porque en todos los pueblos
hay, sí, mucha materia por arder.

De estos nacionalistas renegamos,
y de esos bolcheviques del orden,
de toda esa canalla que nos hiere,
bajo la cual en sangre se nos fue
la Rosa Luxemburg.
Bandas de cuerpos libres vosotros los llamáis,
mas solo son las viejas sucias manos.
Conocemos la marca, su espíritu sabemos.
De un cuerpo armado el mandato fiero
¡qué bien lo conocemos!
¡Fuera con él!
¡Haced pedazos sus signos militares!
Ningún vacío admite la cultura:
si una vez, en el campo, aquel desaparece,
ningún ser libre olvida su opresión.
Dos Alemanias hay: la una, que es la libre,
servil la otra, en el modo que fuere.

¡Música militar! ¡Música militar!
Oh tú, buena República del pueblo,
hazla callar, definitivamente.

* Gustav Noske fue el gobernador socialdemócrata de Berlín tras la Primera Guerra Mundial, con la instauración de la república de Weimar. Fue él quien ahogó en sangre la revolución espartaquista de 1919. Entre muchísimos más, dio muerte a Rosa Luxemburg y a Karl Liebknecht. Actuando bajo sus órdenes, los Freikorps , tropas paramilitares que acogían a antiguos militares, terminaron con la revolución en Sajonia y otras regiones. Posteriormente fue ministro de Defensa.

Fuente: http://www.pensamientocritico.org

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