Título original: Dalton Trumbo's Johnny Got His Gun
Año: 1971
Duración: 111 min.
País: Estados Unidos
Director: Dalton Trumbo
Guión: Dalton Trumbo (Novela: Dalton Trumbo)
Música: Jerry Fielding
Fotografía: Jules Brennen
Reparto: Timothy Bottoms, Jason Robards, Donald Sutherland, Marsha Hunt, Diane Varsi, Kathy Fields, Charles McGraw
Sinopsis: Un joven combatiente de la Primera Guerra Mundial se encuentra en un hospital, confinado de por vida, ciego, sordomudo y con las piernas y los brazos amputados a causa de una explosión sucedida durante un bombardeo. Más que una brutal y desasosegante película antibelicista, se trata de una contundente apologia de la eutanasia. El propio Trumbo adapta su novela y nos empuja hasta el borde del precipicio de la vida, nos agota la mente hasta la extenuación, nos exprime los afectos ante la visión de una simple tela blanca. No es atrevido afirmar que "Johnny cogió su fusil" es la novela más representativa del antibelicismo del siglo XX. La postura asumida por su autor frente a los movimientos violentistas y la "caza de brujas" del tiempo de macarthismo en Estados Unidos, le valió el respeto de todas las corrientes progresistas del mundo. Se produjo con gran éxito la versión cinematográfica de Johnny, a pesar de que las actividades políticas de Trumbo le incluyeran en las listas negras de la industria del cine, obligándole finalmente a trabajar bajo seudónimo durante varios años.
Como amante del cine bélico era inevitable haber oído hablar de esta película en ciertos círculos, al igual que ha sido inevitable terminar viéndola. Antes de nada, quiero dejar claro que ésta no es una película bélica. Y no hablo en términos metafóricos, de verdad, no lo es. Solo lo es si tenemos en cuenta que es una película con un clarísimo mensaje anti-belicista y cuyo contexto transcurre durante la primera Guerra Mundial. Pero no vamos a asistir a grandes (ni pequeñas) batallas, al día a día de la contienda ni a personajes de trinchera. Esto es un drama existencialista puro y duro. ¿Y por qué lo digo? Porque si uno se acerca “virgen” a esta película, con el belicismo como única referencia (como fue mi caso), es más que probable que se lleve una amarga sorpresa.
“Johnny cogió su fusil” (Johnny got his gun, 1971) es ciertamente una película única (con todo lo bueno y lo malo que pueda comportar eso), a medio paso entre el drama y el surrealismo (sus pasajes oníricos y recuerdos pueblan casi la mitad del metraje) y nos habla de Joe, un joven soldado herido en la guerra por una bomba que le ha dejado absolutamente mutilado, es decir, sin brazos ni piernas, sin la capacidad de ver, oir o hablar. Es importante saber eso antes de acercarse a esta película para saber con qué estamos tratando.
Ciertamente es todo un ejercicio por parte del espectador, que si sabe mantener cierta predisposición, es más que probable que encuentre una experiencia pocas veces vistas en el cine. La única película dirigida por el escritor y reputado guionista Dalton Trumbo (Espartaco, Papillon) es una adaptación de su propia novela, de idéntico título, así pues estamos hablando de un proyecto tremendamente personal, y somos testigos de cómo el propio escritor dibuja las imágenes que tenia en la cabeza al escribir el libro, lo cual es muy de agradecer dada la complejidad (y posibles interpretaciones) de algunos pasajes del relato.
Trágica, densa, claustrofóbica, incómoda, aunque brillantemente realizada, remite directamente a películas como “El Hombre Elefante” o “Mar Adentro” a nivel temático, o “Buried” por su carácter ciertamente difícil (aunque muy alejado de su loable ritmo).
Una de las particularidades visuales de la película es su juego entre el blanco y negro y el color. Es muy efectivo el juego cromático con el que trabaja Trumbo, como una forma más de empatizar con el protagonista, donde los sueños y los recuerdos se nos muestran en color y adquieren una vivacidad, casi más real que el frío y distante presente del que Joe es apenas consciente, en blanco y negro. Los sueños y recuerdos pues, son realmente importantes en el desarrollo de la película, y estéticamente algunos me han remitido a Fellini, con una puesta en escena quizás demasiado elaborada o teatral, como subrayando el carácter surrealista de la escena, cosa que en cierta forma puede distanciar al espectador. He echado en falta que se jugara más con la sutilidad, con la fina línea entre el recuerdo y el sueño (más propio de directores como Buñuel o Lynch), algo que podría haber dado mucho más juego y misterio al relato.
La historia permite lucirse a nivel de guión y Trumbo no ha perdido el tiempo en ese sentido, exprimiendo sus posibilidades con el juego de la consciencia, la percepción, y tratando de refilón temas tan duros como la eutanasia. Aunque en ocasiones el avance de la película pueda hacerse ligeramente tedioso, dando vueltas sobre lo mismo, compensa con unos 20 minutos finales dignos del mejor cine y deja un peso tras de si muy a tener en cuenta.
Las actuaciones, en cambio, pueden ser el punto flojo de la película, sobretodo con el protagonista. El joven soldado Joe, interpretado por Timothy Bottoms, si que retrata esa figura inocente e ignorante del joven patriota, pero carece de registros. Se echa en falta una actuación un poco más desenvuelta, más sentida (hablamos de los pasajes en color puesto que en blanco y negro suele estar con la cara tapada) sobretodo en momentos donde el feedback con algunos secundarios de peso lo dejan en evidencia. Y aquí también cabe destacar la siempre inestimable ayuda de un secundario de lujo como es Jason Robards (que pudieramos ver protagonizando la muy peculiar “La Balada de Cable Hogue” y “Erase una vez en el Oeste”) como padre de Joe, y un pequeño papel, casi cameo, de Donald Sutherland como… Cristo (WTF), según la IMDB, cosa que sea dicha, ayuda a saberlo una vez vista jajaja.
Como espectador debo advertir que es una película muy dura, no por su ritmo remarcadamente lento, sino por el relato en si. Podemos estar ante uno de los ejercicios más duros de empatía que posiblemente nos encontremos, intentando comprender la rutina de un hombre incapaz de comunicarse o de ser consciente de la realidad en la que vive, condenado a vivir de sus recuerdos e ilusiones. Un caso médico demasiado extraordinario como para ser considerado humanamente consciente de su estado, relegado únicamente a la investigación médica, como un trozo de carne que responde a impulsos nerviosos.
En conclusión, una película solo apta para cinéfilos sin manías y para ciertos momentos. No se digiere fácilmente aunque a todos aquellos que os animéis verla, no os defraudará. Es una película muy valiente y eso para mi, ya es un punto añadido. Seguro que os dará que pensar durante y después de la película.
Fuente: Tierra de cinéfagos
VER PELICULA:
Johnny cogió su fusil (1971) from Morféo de Gea on Vimeo.
Año: 1971
Duración: 111 min.
País: Estados Unidos
Director: Dalton Trumbo
Guión: Dalton Trumbo (Novela: Dalton Trumbo)
Música: Jerry Fielding
Fotografía: Jules Brennen
Reparto: Timothy Bottoms, Jason Robards, Donald Sutherland, Marsha Hunt, Diane Varsi, Kathy Fields, Charles McGraw
Sinopsis: Un joven combatiente de la Primera Guerra Mundial se encuentra en un hospital, confinado de por vida, ciego, sordomudo y con las piernas y los brazos amputados a causa de una explosión sucedida durante un bombardeo. Más que una brutal y desasosegante película antibelicista, se trata de una contundente apologia de la eutanasia. El propio Trumbo adapta su novela y nos empuja hasta el borde del precipicio de la vida, nos agota la mente hasta la extenuación, nos exprime los afectos ante la visión de una simple tela blanca. No es atrevido afirmar que "Johnny cogió su fusil" es la novela más representativa del antibelicismo del siglo XX. La postura asumida por su autor frente a los movimientos violentistas y la "caza de brujas" del tiempo de macarthismo en Estados Unidos, le valió el respeto de todas las corrientes progresistas del mundo. Se produjo con gran éxito la versión cinematográfica de Johnny, a pesar de que las actividades políticas de Trumbo le incluyeran en las listas negras de la industria del cine, obligándole finalmente a trabajar bajo seudónimo durante varios años.
Como amante del cine bélico era inevitable haber oído hablar de esta película en ciertos círculos, al igual que ha sido inevitable terminar viéndola. Antes de nada, quiero dejar claro que ésta no es una película bélica. Y no hablo en términos metafóricos, de verdad, no lo es. Solo lo es si tenemos en cuenta que es una película con un clarísimo mensaje anti-belicista y cuyo contexto transcurre durante la primera Guerra Mundial. Pero no vamos a asistir a grandes (ni pequeñas) batallas, al día a día de la contienda ni a personajes de trinchera. Esto es un drama existencialista puro y duro. ¿Y por qué lo digo? Porque si uno se acerca “virgen” a esta película, con el belicismo como única referencia (como fue mi caso), es más que probable que se lleve una amarga sorpresa.
“Johnny cogió su fusil” (Johnny got his gun, 1971) es ciertamente una película única (con todo lo bueno y lo malo que pueda comportar eso), a medio paso entre el drama y el surrealismo (sus pasajes oníricos y recuerdos pueblan casi la mitad del metraje) y nos habla de Joe, un joven soldado herido en la guerra por una bomba que le ha dejado absolutamente mutilado, es decir, sin brazos ni piernas, sin la capacidad de ver, oir o hablar. Es importante saber eso antes de acercarse a esta película para saber con qué estamos tratando.
Ciertamente es todo un ejercicio por parte del espectador, que si sabe mantener cierta predisposición, es más que probable que encuentre una experiencia pocas veces vistas en el cine. La única película dirigida por el escritor y reputado guionista Dalton Trumbo (Espartaco, Papillon) es una adaptación de su propia novela, de idéntico título, así pues estamos hablando de un proyecto tremendamente personal, y somos testigos de cómo el propio escritor dibuja las imágenes que tenia en la cabeza al escribir el libro, lo cual es muy de agradecer dada la complejidad (y posibles interpretaciones) de algunos pasajes del relato.
Trágica, densa, claustrofóbica, incómoda, aunque brillantemente realizada, remite directamente a películas como “El Hombre Elefante” o “Mar Adentro” a nivel temático, o “Buried” por su carácter ciertamente difícil (aunque muy alejado de su loable ritmo).
Una de las particularidades visuales de la película es su juego entre el blanco y negro y el color. Es muy efectivo el juego cromático con el que trabaja Trumbo, como una forma más de empatizar con el protagonista, donde los sueños y los recuerdos se nos muestran en color y adquieren una vivacidad, casi más real que el frío y distante presente del que Joe es apenas consciente, en blanco y negro. Los sueños y recuerdos pues, son realmente importantes en el desarrollo de la película, y estéticamente algunos me han remitido a Fellini, con una puesta en escena quizás demasiado elaborada o teatral, como subrayando el carácter surrealista de la escena, cosa que en cierta forma puede distanciar al espectador. He echado en falta que se jugara más con la sutilidad, con la fina línea entre el recuerdo y el sueño (más propio de directores como Buñuel o Lynch), algo que podría haber dado mucho más juego y misterio al relato.
La historia permite lucirse a nivel de guión y Trumbo no ha perdido el tiempo en ese sentido, exprimiendo sus posibilidades con el juego de la consciencia, la percepción, y tratando de refilón temas tan duros como la eutanasia. Aunque en ocasiones el avance de la película pueda hacerse ligeramente tedioso, dando vueltas sobre lo mismo, compensa con unos 20 minutos finales dignos del mejor cine y deja un peso tras de si muy a tener en cuenta.
Las actuaciones, en cambio, pueden ser el punto flojo de la película, sobretodo con el protagonista. El joven soldado Joe, interpretado por Timothy Bottoms, si que retrata esa figura inocente e ignorante del joven patriota, pero carece de registros. Se echa en falta una actuación un poco más desenvuelta, más sentida (hablamos de los pasajes en color puesto que en blanco y negro suele estar con la cara tapada) sobretodo en momentos donde el feedback con algunos secundarios de peso lo dejan en evidencia. Y aquí también cabe destacar la siempre inestimable ayuda de un secundario de lujo como es Jason Robards (que pudieramos ver protagonizando la muy peculiar “La Balada de Cable Hogue” y “Erase una vez en el Oeste”) como padre de Joe, y un pequeño papel, casi cameo, de Donald Sutherland como… Cristo (WTF), según la IMDB, cosa que sea dicha, ayuda a saberlo una vez vista jajaja.
Como espectador debo advertir que es una película muy dura, no por su ritmo remarcadamente lento, sino por el relato en si. Podemos estar ante uno de los ejercicios más duros de empatía que posiblemente nos encontremos, intentando comprender la rutina de un hombre incapaz de comunicarse o de ser consciente de la realidad en la que vive, condenado a vivir de sus recuerdos e ilusiones. Un caso médico demasiado extraordinario como para ser considerado humanamente consciente de su estado, relegado únicamente a la investigación médica, como un trozo de carne que responde a impulsos nerviosos.
En conclusión, una película solo apta para cinéfilos sin manías y para ciertos momentos. No se digiere fácilmente aunque a todos aquellos que os animéis verla, no os defraudará. Es una película muy valiente y eso para mi, ya es un punto añadido. Seguro que os dará que pensar durante y después de la película.
Fuente: Tierra de cinéfagos
VER PELICULA:
Johnny cogió su fusil (1971) from Morféo de Gea on Vimeo.