Crocifissione
Renato Guttuso
1940-1941
Oleo sobre tabla
200 x 200 cm
Galleria Nazionale d’Arte Moderna, Roma.
Guttuso se propone alcanzar un compromiso entre preocupación política, búsqueda de una audiencia de masas y conocimiento objetivo de la realidad.
Así, Guttuso abandona la pincelada enfática y el color estridente de la Scuola romana en favor de una gama cromática más reducida y equilibrada de colores simples limitados por el dibujo. La culminación de este proceso es Crocifissione, una obra realizada en 1940, el mismo año en que el artista se afilia al partido comunista. Guttuso relata que ‘cuando se expuso la pintura [en el Premio Bergamo], el clero se lanzó contra mí: Mi madre era muy católica, tenía setenta años y estaba sola en Sicilia. El cura de mi pueblo fue a turbar su tranquilidad y a intentar que perdiese su confianza en mí, agitando ante ella una copia de L´osservatore romano donde Monseñor Costantini me acusaba de herejía […] y pedía la intervención del Santo Oficio.
Como complemento, Farinacci me acusaba de bolchevismo, judaísmo e internacionalismo.’ En Crocifissione, la intersección, los choques y las superposiciones de momentos narrativos, planos y perspectivas se moderan mediante una composición más austera de líneas horizontales y verticales que señalan los momentos y personajes principales de la escena, pero un universo de paisajes y bodegones, un tanto irrelevantes para una lectura concisa y clara de la metáfora guttusiana del sufrimiento humano a manos del mal, actúan como fuerzas centrífugas que relativizan la unidimensionalidad y el dramatismo de la representación, racionalizando y objetivando el sentimiento de comunión con el padecer humano característico de obras anteriores. Lo que persiste, tan intensamente como siempre, es la crítica social, que esta vez se expresa mediante las referencias al Evangelio, dirigidas a una audiencia amplia familiarizada con la iconografía católica.
En 1949, Guttuso definía Crocifissione como ‘una pintura bastarda contra la guerra, en lo que se refiere al estilo y al simbolismo.’ Se concebía como una obra popular, aunque pretende escapar de la ecuación de populismo con evasión conformista o propaganda, mediante la incorporación de recursos técnicos e intelectuales cubistas. Guttuso intenta atraer la atención del espectador hacia el aspecto construido, retórico de la representación y subraya la imposibilidad de alcanzar un conocimiento total del acontecimiento que pudiese servir como fundamento de una actitud moral. El crítico inglés Richard Wollheim, reflexionando sobre la función de la técnica cubista en la obra de Guttuso y su proyecto de arte popular, afirma que: ‘Guttuso muestra que ha asimilado una de las lecciones más importantes y revolucionarias del cubismo: el realismo de una representación figurativa puede incrementarse al subrayar la realidad de la pintura en sí.’
Juan José Gómez Gutiérrez
Fuente: «FRAGMENTOS DE FILOSOFÍA», NÚM. 6, 2008, pp. 115-142. ISSN: 1132-3329