El Valle de Tambo se enfrenta a una gran multinacional minera
Un conflicto que ya dura seis años y se ha cobrado siete vidas
La batalla del cobre es la historia de un pueblo en lucha, de un valle agrícola ante un proyecto minero, de David contra Goliat. Una batalla que dura ya seis años y que se ha cobrado al menos siete vidas, las de seis civiles y un policía.
La minería es uno de los pilares de la economía peruana; pero también, una de las principales causas de conflictividad. En Perú, uno de cada tres conflictos sociales está relacionado con esta actividad. Una quinta parte del territorio peruano está adjudicada a empresas mineras.
Nuestra historia se sitúa en la región de Arequipa, en el sur del país. El proyecto Tía María, de la empresa mexicana Southern, pretende explotar dos minas de cobre a cielo abierto -a “tajo” abierto, dicen en Perú- en las proximidades del Valle de Tambo, un pequeño oasis en pleno desierto de Atacama.
Cuando llegamos al municipio de Cocachacra, cuesta creer que en un lugar tan apacible se hayan producido enfrentamientos violentos de trágico final. De la batalla librada, sólo queda una fuerte presencia policial, un reguero de banderas que gritan en silencio “¡Agro sí, mina no!” y el temor a hablar de lo sucedido, que se masca en el aire.
Los 50.000 habitantes del Valle de Tambo viven esencialmente de la agricultura y muchos temen que Tía María contamine el valle y ponga en peligro su sustento. Southern asegura que su proyecto cumple con los requisitos técnicos que fija el Ministerio de Energía y Minas, que se erige en juez y parte: el organismo que revisa y aprueba los estudios de impacto ambiental es el mismo que se encarga de promover la actividad minera en el país. Para mayor desconfianza de la población, Southern arrastra un largo historial de contaminación en Perú.
Intentamos tomar el pulso de este conflicto a través de sus principales actores: los habitantes y agricultores del valle, la empresa minera, el Gobierno regional, el Defensor del Pueblo, técnicos y periodistas independientes, la fiscal, el abogado… Y cuando empezamos a bucear en los hechos, nos topamos con algunos elementos propios de una trama de novela negra: una negociación oculta (posible soborno o extorsión), intentos de crear pruebas falsas, abusos policiales, cruce de acusaciones de violencia e intimidación…
Entre los testimonios, se nos quedó clavada la desolación de Elena, la viuda de Ramón Colque, la última víctima que se ha cobrado este conflicto social. Ella ya ha perdido de antemano la batalla del cobre. Una batalla mortal que también se ha librado en otros lugares del país y que podría estallar de nuevo en cualquier momento.
Fuente: TVE