"LIEBKNECHT", DE ROSA LUXEMBURGO
Lo increíble ha convertido en realidad: El gobierno se ha atrevido a exacerbar la sentencia vergonzosa contra Liebknecht al agregar a su reclusión la privación de los sus derechos políticos, es decir, ¡la privación de sus mandatos tanto al Reichstag como al Landtag! La venganza es dulce, sobre todo cuando se es tan cómodo cuando el enemigo está atado de pies y manos, y el combate está revestido con una comedia de "juicio" a puerta cerrada. Porque está claro: la terrible sentencia no es exclusivamente por la participación de Liebknecht en la manifestación del Primero de Mayo, sino una represalia por la totalidad de su participación nacional y estatal en el Reichstag y en el Landtag, en donde él fue el único ante mundo en desenmascarar la sangrienta farsa de la "Unión Sagrada", venganza por su actitud en el banquillo de los acusado en la sala del tribunal, donde como preso desafió a sus carceleros, los fustigó moralmente levantándose firme y resueltamente como un roble por el socialismo internacional.
Nunca, sin embargo, quienes detentan el poder se hubieran atrevido a pronunciar un juicio tan escandaloso, sin ellos no estuvieran habituados desde el estallido de la guerra a ver arrastrarse a la socialdemocracia. Debido a que consideran la socialdemocracia durante dos años como una fuerza de protección y servil al gobierno, ellos cayeron con furor rabioso sobre los que, aun solos permanecían de pie.
¿Pero que hizo Liebknecht? Él no hizo más que lo que dictaban las resoluciones de los congresos internacionales, el programa y las resoluciones de los congreso del partido, los principios, las tradiciones y las tareas a la que están obligados todos los socialistas. Liebknecht ha actuado en el sentido y en el espíritu de estos principios, de estas resoluciones. Si lo que él hizo, es "traición", entonces todos los delegados alemanes a los congresos y convenciones del partido que votaron por esas resoluciones, el partido entero, todos los que reconocieron respetarlas, deben ser castigados por la preparación, instigación, incitación a la traición. Sin embargo, los fiscales no han soñado con molestar a los socialdemócratas en razón de sus resoluciones. Hasta el 4 Agosto de 1914, para amigos y enemigos fue como una cuestión de rutina, que la socialdemocracia con todas sus fuerzas implacablemente se opusiera a la guerra, a su continuación resistiría fuertemente implacable. Hoy Liebknecht como socialdemócrata, es lanzado a prisión por el cumplimiento de evidente deber. ¿Por qué? Únicamente porque la socialdemocracia oficial abandonó la lucha de clases revolucionaria, porque de partido de partido de la lucha de clase del proletariado internacional de ha transformado en un partido en gubernamental, en un plataforma de la dominación de la clase imperialista.
Por lo tanto, la pena de prisión de Liebknecht, es, una marca de Caín en la frente de la socialdemocracia oficial alemana, como sello de su traición a las obligaciones del socialismo internacional y las tareas históricas del proletariado.
Como víctima de la bancarrota de la socialdemocracia en la guerra, Liebknecht encarna la suerte del proletariado alemán como clase y se la lleva con él a su celda de prisión. La "Traición" de Liebknecht consiste en combate por la paz. Pero todo el destino ulterior del socialismo alemán e internacional depende de si el proletariado comprende que la paz debe ser obtenida en combate e imponiéndola.
El socialismo, con el estallido de la Guerra Mundial, ha sido descartado como un factor histórico. Por lo tanto, la guerra trajo un inmenso fortalecimiento del dominio de clase capitalista, de la reacción política y social y con ella el fortalecimiento del militarismo. Lo que el será después de la guerra, sus condiciones y el papel que se espera de la clase obrera, que depende por completo de la forma en que la paz se produzca. Si esta no es más que el resultado del eventual agotamiento de todos los poderes militares, o incluso -lo peor- por la victoria militar de una de las partes en conflicto, ella se producirá e una palabra, sin la intervención del proletariado, en completa tranquilidad en el interior del Estado, y tal paz será el sello de la derrota histórica mundial del socialismo en la guerra. Las resoluciones más radicales de los Congresos no podrás reemplazar la falta acciones justo en la hora decisiva. Entonces el imperialismo se mantendrá después de la guerra como dueño absoluto de la situación, y la socialdemocracia ya no se incluirá más en la paz como en la guerra como un factor potente en el devenir de la vida social.
Después bancarrota del 4 de agosto de 1914 es ahora de la segunda prueba histórica para la misión histórica de importancia para la clase obrera. La cual consiste en terminar la guerra, cuyo brote no ha impedido, y cuyo final, no debe ser el recibir la paz de las manos de la burguesía imperialista como el trabajo de la diplomacia de gabinete, sino de la lucha de imponerla a la burguesía, de arrancarla.
Pero combatir por la paz no significa exhortar a Bethmann-Hollweg y al Reichstag, porque él tiene el deber de entrar en negociaciones de paz con Grey. Para luchar por la paz no significa subordinar a firmar peticiones y enviarlas al gobierno, ni aplaudir en las reuniones autorizadas por la policía ni votar a mano alzada resoluciones de paz, para continuar al día siguiente preparando las armas y municiones para la guerra, con sus propias manos, y así hacer posible todo hasta el final soportando pacientemente la dictadura militar.
Combatir por la paz significa, utilizar sin la menor duda o consideración todos los medios al alcance de la clase obrera tanto en el frente como en el interior, para que la continuación de la masacre de los pueblos sea imposible, es decir, como el ejemplo de Liebknecht, que no dio marcha atrás ante algún peligro ni sacrificio, en su lucha por romper la Unión Sagrada a fin de hacer caer la dictadura del sable.
No es más que con un combate resuelto que ponga fin a la guerra como el socialismo podrá retomar un nuevo y poderoso impulso y que lo conduzca al renacimiento de la Internacional como una fuerza viva. Únicamente la misma lucha firme de las masas por la paz, podrá liberar a Liebknecht de su celda.
Tal como lo hiciera el pueblo de Inglaterra en el siglo XVII cuando rebelándose para conquistar la libertad política, como primer paso, excarcelo a los mártires de la libertad. Así, las tenebrosas puertas de la Torre de Londres fueron abiertas y la gente llevó a sus héroes por de las calles llena de alegría tirando las verduras bajo sus pies.
En París, cuando el alboroto de la muchedumbre dio inicio a la gran revolución que puso fin a la Edad Media feudal en Europa, el primer gesto de las masas fue la toma de la Bastilla. Mujeres parisinas destruyeron con sus propias manos las puestas de la fortaleza tan odiada, donde el absolutismo francés dejaba podrir a los héroes de la libertad.
Y lo mismo paso en Rusia, cuando la masas del pueblo en 1905, su primer triunfo sobre el absolutismo zarista y la guerra con Japón , ellas de inmediato se precipitaron a las puertas de las cárceles y mazmorras, y bajo su embestida imperiosa rescataron de los calabozos las víctimas del régimen.
De la misma manera Liebknecht solo podre ser liberado de su prisión por la masa del proletariado alemán, cuando ella haya rencontrado su deber, su honor, y por lo tanto su verdadero fuerza.
Los carceleros que retienen a Liebknecht saben bien, del el amor que a él le profesan en el país como en las trincheras cientos de miles de personas. Es, especialmente a estos obreros y soldados querían dictadura militar demostrarles y decirles: "! Nosotros no respetamos su dolor y su ira, también que podemos atrevernos todo, y decirles que ya no podrán hacer nada por la liberación de Liebknecht. Ustedes son y continuaran como carne de cañón!" Ya es hora de que los proletarios de overol y en uniforme militar den una respuesta.
Liebknecht, cuando el Tribunal militar superior le anunció el 23 de julio una sentencia más severa, con la cabeza bien alta orgullosa dijo: "Muy bien, y repito: ¡Abajo la guerra! ¡Abajo el gobierno!" las cadenas de Liebknecht caerán cuando la socialdemocracia alemana borre la marca de Caín de la traición al socialismo internacional, cuando millones de mujeres y hombres en el frente y en la retaguardia, rencuentren el coraje, y como Liebknecht sin temor eleven su grito:
¡Abajo la guerra! ¡Abajo el gobierno!
Comentario: Liebknecht fue detenido después de la manifestación del 1 de mayo de 1916, que organizo el grupo Internacional, que dio lugar a la Liga Espartaco, porque al terminar su discursó grito ¡Abajo la guerra! ¡Abajo el gobierno! La primera condena que recibió fue 2 años y 6 meses y 3 días de prisión con trabajos forzados. Semanas después su sentencia sería a 4 años y 1 mes de cárcel y la privación de sus derechos políticos por 6 años.
Escrito: Septiembre de 1916.
Primera Publicacion: Spartakusbriefe No 1, 20 de Septiembre de 1916
Fuente de esta edicion: Rosa Luxemburg et sa doctrine, ed. Spartacus Rene Lefeuvre, París pág. 111-113
Traduccion: Carlos Igor Guerrero
Transcripcion/html: Rodrigo Cisterna, Abril 2014.
Fuente digital: https://www.marxists.org/